A por todas

Tras pasar por el taller de bicis el viernes por la tarde no pude convencer a su inquilino de que me diera una respuesta definitiva de si iba a salir o no el sábado a rodar y quedamos en que me lo confirmaría por correo en estos días que estoy sin teléfono pero ni el viernes noche ni siquiera el sábado por la mañana veo nada en el buzón de entrada por lo que supongo que tendré que hacer la ruta solo, no es que me importe ya que preveo una salida bastante tranquila y sin la convicción necesaria de que pueda seguir a nadie a un ritmo aceptable, es lo que pasa cuando lo que entrenas es nada durante una semana, haré por tanto una ruta de exploración, rectifico, salida de exploración, son cosas diferentes y que culmine en ruta dependerá de muchos y variados factores, todos de mi única opinión.

En esas premisas estamos cuando afronto la subida del Bunyolí tras saludar a cuatro que iban delante de mí y pararon en la barrera. Subida con la dureza esperada pero afrontable con el desarrollo que suelo usar para la ascensión y estoy en los últimos tramos de la misma cuando me engancho el casco en una rama de tal manera que me lo saca de la cabeza y cae al suelo, eso por no llevarlo enganchado si no soy yo el que se va al suelo, y es cuando me pasa uno del grupo que venía detrás pero después de ponerme en movimiento oigo un zumbido de neumático, intenso y consistente, y me pasa uno a una velocidad de vértigo con unos ruedones inmensos, mi primera impresión ha sido de envidia total, que poderío, dios.

Faltaba muy poco para la cadena y cuando giro la última curva aparecen sentados afuera unos cuantos que enseguida reconozco, el nuevo traje de faena de los MIR es inconfundible, de los colores que a mí me gustan. Son seis y entre mucha palabrería me cuenta Emilio que me ha enviado unos correos avisándome de la salida, no he recibido nada aún a estas horas, supongo que la tecnología tiene estas cosas. Al grano, quieren bajar, de hecho varios de ellos lo han hecho y el resto, tras varias deliberaciones, ha decidido seguir aunque algunos sin mucho convicción (casi ninguna) sobre la idoneidad de su elección, reconozco que a veces ponerse en manos de otros puede ser un acto de fe difícil de asumir pero aún así lo han hecho y eso significa crear un compromiso, sin bromas.


Inciso: mientras estamos descansando me fijo en la bici de ruedas gordas, es ELÉCTRICA, entonces algo se revuelve en mi interior y no me gusta, he pasado de vencido a simplemente humillado, me vienen muchas cosas a la cabeza, había oído o leído algunos comentarios de usuarios de estos engendros, por supuesto positivos aunque siempre sacando a relucir algún inconveniente casi como de excusa pero hoy lo he sufrido en persona y no me ha gustado, no he sido superado por el esfuerzo de otro bikero como el primero que me ha pasado si no por una simple máquina motorizada, que se parezca a una bici es irrelevante, es, lisa y llanamente, una moto camuflada. A partir de ahí se pueden desarrollar toda una serie de cuestiones sobre su uso y disfrute y no es asunto banal, supongo que sus defensores se habrán provisto ya de numerosos argumentos a favor y dependerá de por donde quieras coger la puntada que se irá la discusión en una u otra dirección.

Según parece ser se las ha visto en alguna carrera, craso error aunque sea fuera de competición, máquina y piloto forman una unidad indivisible, si no pedaleo la bici sola no mantiene el equilibrio, si no suelto frenos la bici no baja sola, mis músculos y mi cerebro son los que mueven el artefacto, ¿a qué viene entonces querer adulterar ese principio incluyendo una batería en la ecuación? Es falsear absurdamente el resultado pero ya digo que habrá contraataques sobre éste o cualquier otro argumento que se quiera presentar y mi opinión es que hay que hacerse fuertes en la defensa de los nuestros porque el ataque que se pueda hacer por parte de otros colectivos contra esas máquinas irá irremisiblemente también dirigido contra TODO el mtb.

Quiero dejar claro que no estoy en contra de las bicis eléctricas, pero en su espacio, y su mundo es la ciudad o el campo si quieres, de uso completamente recreativo o de necesidad también, una gran opción cuando tienes que recorrer grandes distancias para llegar a tu puesto de trabajo por ejemplo pero ahí entran en la palestra otros factores ya que están en desventaja respecto a los otros usuarios de las vías y eso ya no gusta tanto.


¿Dónde estaba yo antes de la divagación? Ah sí, jolín, en la cadena y se puede decir que aún no hemos hecho nada, tendré que ponerme en modo resumen o me van a dar las tres de la madrugada delante del teclado pero ¿sabes qué? Que lo dejo para mañana, bonaaa niiiiit.

Bueno, ya puestos sigamos con lo que teníamos entre manos, pues como decía se decidió seguir ruta hacia las antenas aunque la ruta definitiva no estuviera nada clara, parece ser que cuesta renunciar a lo que se conoce y enfrentarse a senderos desconocidos con lo que ello implica, yo lo he hecho unas cuantas veces pero solo tengo una idea general, no son tantas como para quedarte una película completa, por eso quería bajar otra vez, además poder tener una traza nueva también me interesa bastante, por eso insistía en realizar esa bajada que, sin ser excesivamente complicada, requiere sobre todo destreza y saber hacer.

Lo que sí tenía claro es que no haría abajo el camino inverso del otro día, es más lento que si sales del bosque a las primeras de cambio y pillas pista directamente, teníamos el horario justo para la vuelta y además Rafa estaba seco, había que llegar a la fuente lo antes posible y esperar que no se hubiera agotado el caudal, que no lo estaba, seguía impertérrito y con la misma fuerza, otros más que yo también se extrañaron de la situación. Aprovisionados pudimos reemprender la vuelta aunque todas las prisas y penurias se disiparon en la losa donde algunos se entretuvieron en practicar las bajadas y otros en contemplarlas. Satisfechos los instintos acometimos la vuelta por el área recreativa y carretera hasta lo alto del coll para continuar por Son Malferit a toda pastilla y acabar en algún garito apagafuegos y así poder agradecer la confianza que algunos se empeñan en darme y compartir estos ratos de diversión y compañerismo haciendo (unos más que otros) lo que nos gusta y nos hace disfrutar. Au idò, que duri.


Ruta de bestias (y barreras)

Voy a repetir la ruta que no hice la semana pasada, por tanto no es una repetición, más bien un reintento, sí, creo que es la palabra adecuada porque el viernes noche aún no lo tenía decidido al cien por cien, tengo algunos mensajes en pantalla que me informan (e invitan) a participar de otras salidas pero he dejado faena pendiente en la bici y dudo que me dé tiempo a llegar a tiempo al punto de partida. Al no haberme llegado a tiempo los recambios que he pedido he vuelto a montar la rueda de manera provisional para la ruta pero faltan algunos retoques que haré antes de salir, no tengo luz suficiente y estoy incómodo, abandono.

Tras desayunar me pongo a ello y queda la cosa más o menos presentable en vacío, veremos después en orden de marcha qué tal se comporta. De principio ya se me ha pasado la hora y tampoco consigo animar lo suficiente a un colega como para calzarse el traje de montar, saldré solo pues. Primera parada en el ultramarinos para aprovisionarme de algunas viandas (léase bananas) y poner en marcha el aparato de grabar rutas, bastante útil para saber a posteriori por dónde te has metido, sobre todo cuando no sabes donde andas y es totalmente imposible adivinarlo sobre una pantalla.

Aproximación a Establiments donde hago unos bucles por la barriada antes que enfilar directo la recta, no es que le tenga manía pero sin tráfico se rueda mejor. Aparezco en el camino de Sarrià el cual a su vez me tiene que llevar hasta Son Malferit, ruta típica de escape de la ciudad hacia Esporles aunque mi itinerario no me llevará hasta el pueblo porque después de bajar el primer tramo del camino empedrado volveré a subir por asfalto para desviarme hacia el área recreativa, por supuesto abandonada a su suerte hasta el otoño. Dirijo mis pedaladas hasta la fuente donde hago la primera parada y saludo a la inquilina, hay caudal pero la mina está cerrada.

Sigo camino hasta el salto de la pared, subo dos curvas y me desvío hacia la otra fuente, la font des Rafal donde me sorprende su raudal, no muy importante pero tampoco exiguo. Otra paradita a la sombra antes de emprender marcha y ahora sí nos vamos a poner serios porque aunque marchemos por pistas agrícolas tienen una pendiente importante y el piso lleno de piedras pequeñas no ayuda a traccionar, al menos a mí no me ayuda nada. Se nota una línea de pisada en el suelo pero ni rastro de marcas de goma y si tengo que hacer caso a lo que pone alguna aplicación hace seis meses que nadie pasa por allí por lo que deduzco que son los propios animales las que la producen aunque tampoco vi ninguno, debían estar a buen cobijo protegiéndose de la solana.

No es corto el trayecto hasta las cercanías de la línea de bosque donde se estabiliza y a la vez se pierde un poco el camino, se ve que por ahí arriba suben poco los payeses. Sé que tengo que encontrar el portillo en el muro para cambiar de vertiente y éste no tarda en aparecer aunque mis anhelos no se ven plenamente recompensados al tener algunos saltos de cadena en los sitios más duros por lo que hago todas las subidas andando y en cierto modo es una ventaja porque me puedo fijar mucho mejor en cada detalle del itinerario, y la verdad es que hay tantos que llegué a perder la cuenta de todos ellos, lo que es seguro es que tengo que atravesar el camino que viene de lo alto desde el pas de sa Granja pero no me atrevo a asegurar cuál es de todos ellos, cuestión que no va a quedar pendiente mucho tiempo, desde luego.

El lugar es magnífico y el camino tiende siempre hacia la dirección correcta hasta que llego a una explanada con una encrucijada de caminos y uno de ellos que baja desde arriba, marcado con unos hitos, supongo que será el que me imagino aunque no es mi objetivo de hoy, mi punto de mira está dirigido hacia es Tomassos y es en lo que tengo que centrar mi atención. Suponiendo que estoy donde pienso que estoy me queda aún un largo recorrido hasta el cruce del pas de Son Vich que será totalmente nuevo para mí y que pienso saborear de principio a fin, lógicamente mucho más cuando el camino es claro y ciclable pero también se da la circunstancia de tener que buscarlo en algunas ocasiones ya que son itinerarios de fincas, sin continuidad entre propiedades distintas y hay que saber enlazarlas, en general no se me hizo complicado pero hubo sus momentos de duda, desde luego.

Lo único que reconocí de todo ese trayecto por el bosque fue el tramo de subida anterior al segundo cruce, con esos árboles y arbustos formando casi una cúpula de túnel natural, sabía entonces que estaba ya muy cerca de Son Noguera siendo desde la misma entrada en la finca, cuesta abajo. En el cruce del forn de calç podría haber tirado para arriba pero no era el caso, quería llegar hasta las ruinas de es Tomassos y de ahí a la carretera tras parar unos minutos para reponer fuerzas y tomar algunas fotos.

Por el asfalto haría los últimos metros hasta llegar a la barrera de Cas Metge que aunque alta es fácil de pasar. No tardo en pasar por delante y por detrás de las casas para dirigirme por la pista hacia el coll Paredat pero antes tendré que atravesar una alta barrera cerrada con un mosquetón y muy mala uva, hay que hacerlo por la parte izquierda donde han metido lo que han encontrado para poder encaramarse con garantías, eso los que van andando porque pasar la bici al otro lado no fue nada fácil. Pienso yo que si sabes que se va a pasar por allí permite al menos que podamos abrir la barrera y no tener que hacer pasar penurias de esta manera a la gente, de hecho la rejilla ya está deformada y uno de los pilares de la barrera está medio tumbado, aguantado por alambres, pero bueno.

Queda poco para entrar en el bosque (saltando otra barrera, claro) y recorrerlo hasta la otra salida con su correspondiente parapeto. Estamos en los terrenos de s'Hort des Pouet, hermosa propiedad que parece no encajar en el lugar tal es su excesivo primor y cuidado de su construcción y su jardín pero para mí significa que me queda muy poco para llegar al punto más alto de mi ruta y, cómo no, con su correspondiente barrera, y no será la última porque a muy poca distancia, en la cuesta de cemento, hay otra, es lo que tiene el mtb mallorquín.

El resto de ruta es fácilmente imaginable si digo que bajé por Bunyolí y aunque no estoy cerca de casa el rodaje hasta el final casi no cuenta, no se trata de hacer carreras por el carril bici, pero el tema principal del día es que he disfrutado muy mucho, más del mountain que del bike, es verdad, pero son temas circunstanciales sin verdadera importancia, lo principal y más interesante es que me han quedado muchos deberes por allí, y habrá que ir a rematarlos a no mucho tardar, es lo que tiene el mtb.


Desde las antenas con amor

Me preparo en el amanecer del sábado para salir a rodar rodando desde casa mismo y mi brújula me marca norte aunque lo que haré una vez allí no lo tengo definido, creo que tenía la idea de salir de la ciudad por Son Malferit y volver por Bunyolí, sí, creo que a grandes rasgos era eso lo que tenía pensado, rodear la mole de la Fita del Ram sin tomar mucha altura y circular a la sombra todo lo que se pudiera. Iba solo, así que la hora de salida y vuelta no es tema crucial pero al acercarme a la esquina de la calle Aragó veo movimiento bicicleteril frente al taller de Emilio, vale, pues si no tienen intención de rodar tropecientos kilómetros seguramente me acople, quizás se presente alguna sorpresa que siempre será bien recibida.

Son pocos, Manel, Emilio, Mikelet y Gloria, no más, parece que la convocatoria a hora temprana (es un decir) no ha suscitado muchos adeptos pero van a Na Burguesa y no veo excusa para no integrarme al grupo y hacer la salida juntos, su salida, no es que tuvieran inconveniente en acompañarme a mí pero todos tenían hora fija de vuelta y no convenía alargar más de la cuenta el itinerario si querían cumplir con su horario, entonces yo les acompaño y a la hora de volver ya veremos qué hago.

Recorrido típico de salida de la urbe por el carril bici hasta la rotonda elevada de Son Rapinya donde ya ponemos el modo off road para circular por algunos de los múltiples senderos de la finca colindante y acceder a un vial asfaltado de sa Teulera y acabar rematando por otro sendero para salir muy cerca de la rotonda de los militares y recorrer el carril hasta Génova para subir hasta el monumento por el recorrido largo. Los dos de delante no pararon hasta sobrepasar el cable y reagrupamos allí para volver a separarnos casi en la misma reanudación formando dos grupetas rodando cada una a su ritmo. Más de lo mismo en el coll des Pastors desde donde partimos hacia las antenas aunque la idea de ellos era bajar hacia Costa d'en Blanes pero no la mía, era muy temprano y estábamos prácticamente en los inicios así que nos despedimos en ese punto y me encaminé tranquilamente hacia el final del camino donde busqué una bajada que hice una vez y quería repetir a modo de confirmación, decidiría de una vez si puede servir para integrarse en una ruta o no o si por el contrario queda para aquellos días en que te sientes muy, muy inspirado.

Empiezo el descenso por el interior del área reforestada y muy pronto me doy cuenta de que no voy por donde debería, estoy siguiendo una dirección errónea pero en cambio sí hay camino marcado, no como un sendero construido propiamente dicho si no más bien como un trazado definido y en algunos puntos señalizado con hitos, y esto es precisamente lo que me anima a continuar a pesar de tener que apechugar con un suelo muy irregular que dificulta casi por completo la marcha, pero no solo el suelo, las plantas secas y muertas te van dejando sus caricias a medida que vas pasando y no son precisamente muy agradables que digamos. Pese a todo ello pierdo la dirección en algunos puntos y debo buscarla entre las rocas hasta alcanzar una rejilla sobre la misma línea de la cresta donde es casi plano. Se supone que no debo atravesarla para encontrar el camino de bajada, suposiciones que voy elucubrando porque las señales brillan por su ausencia aunque logro ver una que me encamina directo al descenso donde me voy encontrando tramos peliagudos y donde la bici es un completo estorbo pero estoy ya en ese punto donde el retorno no es una opción y menos cuando giro la vista atrás y veo donde han quedado las antenas, no hijo, no, hay que continuar aunque presiento que las verdaderas dificultades no han hecho más que empezar, y no me equivoco en absoluto, rampas empinadas de rocas y tierra me esperan un poco más adelante y que me hacen ir y volver de un punto a otro buscando en cada momento el trazado más conveniente.

Finalmente, después de bastantes minutos de esfuerzos, consigo llegar a la zona civilizada, o al menos que lo estuvo, no veo signos de vida en los alrededores de una caseta de obra cercana, por ahora estoy más preocupado en descansar y comer algo que otra cosa, sé que hay más posibilidades de circular en las cercanías pero no puedo perder más tiempo en el día de hoy, debo volver a la ciudad y reponerme del estrés de tener que lidiar por terrenos complicados y no poder montar en bici, al menos el paseo de Calvià aporta ese punto de alivio al rodar sin tener que estar pendiente de la circulación casi en todo momento, otra cosa es entrar en Palma que no pillas carril hasta el paseo Marítimo y tienes que compartir espacio desde el desvío de Illetes, por ahora no hay más alternativa si quieres ir directo pero algún día probaré la opción de Can Tàpera para ir a enlazar con el carril en Génova, quizàs aún más largo y más soso también seguro.


Día de pateo y pedales

Sabía que tenía que cambiar de zona, olvidarme por unas semanas de la costa y debía adentrarme en el corazón de la sierra pero ¿por dónde exactamente? ¿recorro algunos caminos ya conocidos o por el contrario me lío la manta a la cabeza y escudriño algún rincón escondido? y pese a ser unas preguntas muy concretas no tenía una respuesta a la altura así que me dije “a Lloseta y dios dirá”. No sé si fue inspiración divina pero tiré directo hacia Tossals, el refugio, a paso tranquilo hasta la barrera de Almadrà y algo más forzado en la subida, está claro, hay sitios donde la pendiente se hace notar pero en general es una subida bastante cómoda donde no hace falta meter todo el desarrollo ni mucho menos.

Toca descansar unos minutos en los bancos del exterior y refrescarse un poco en la pica de agua antes de afrontar la subida por la trasera de las casas bici al hombro, es la manera más cómoda dado el estado tan irregular del suelo, y no paro hasta llegar arriba y echar el último vistazo a la casona, no volveré a verla ya más. Pese a nivelarse bastante el camino tampoco ofrece muchas posibilidades para rodar y casi es preferible ni intentarlo si quieres mantener un ritmo aceptable, o al menos constante, de tu paso por la zona, pedaladas que sí daremos al aproximarnos un poco más a la explanada de las cases velles, aunque muy pronto volveremos a poner pie a tierra en bastantes momentos pero es que si aún pudieras rodar pararías, no puedes estar ajeno de donde te encuentras y crees (o quieres creer) que contemplando esa belleza puedes llevarte parte de ella contigo, solo por eso ya vale la pena estar allí pero es que además me voy sintiendo muy bien en todo el recorrido y al llegar al cruce de Lluc me asaltan las dudas y aunque mi intención inicial es bajar a Almallutx por un tramo desconocido me planteo en serio si tirar o no hacia arriba. ¿Cuánto hace que no paso por allí? Años seguro.

No miro la hora cuando pauso el gps en la font des Prat para merendar, ni me interesa saberla y como no llevo a nadie que me vaya recordando cada poco la hora de vuelta a casa me puedo estirar tranquilamente relajado a la sombra de alguna encina. Por lo que recuerdo dentro del tramo del bosque hay tramos ciclables ya recorridos que tendré que volver a valorar y en un primer momento de manera positiva aunque he de reconocer que tuve dos caídas por trabada de rueda delantera aunque seguro que también influye, y mucho, el desajuste general de la horquilla que emprenya més que ajuda. Hasta el portillo se puede aplicar esa ecuación y a partir de allí sobre todo la pendiente se encarga de poner las cosas en su sitio, es decir, las suelas en el suelo para entendernos. Paso por la segunda fuente antes de salir casi a campo descubierto y empezar lo que es la subida de la coma en todo su esplendor, camino muy roto al principio sobre todo por la acción del agua que ha horadado un surco bastante grande donde el terreno se lo permite, paso el salto de los pinos y el camino se vuelve ahora más irregular si cabe aunque sin llegar a molestar en demasía a la hora de empujar pero honradamente he de reconocer que puede sacar de quicio a unos cuantos.

Mientras más subo más noto el cambio de tiempo, el viento sopla y me va congelando el sudor superficial aunque sin llegar a sentir verdadero frío y de pronto me topo con dos chicas extranjeras que parece han hecho un alto en el camino para reponer energías y no puedo dejar pasar la oportunidad de charlar un poco con ellas dado que entienden y hablan muy pasablemente castellano hasta que de pronto me fijo en la vestimenta de una de ellas lo que da pie (¿?) a echarnos unas buenas risas al respecto, el momento top del día, tras lo cual puedo proseguir mi camino que ya queda muy poco para culminar.

Si he subido ahí arriba es para continuar por el GR aún a sabiendas de que voy a tener que lidiar con otra subida sin posibilidades de poderla rodar pero mientras voy a intentar disfrutar lo que pueda en las bajadas con el primer aperitivo en el acercamiento al coll des Telègraf antes de emprender el pateo posterior donde me topo con otros tres excursionistas, también extranjeros. Desisto de ir a culminar en el puig d'en Galileu cuyo cercanía seguramente engaña a la vista y emprendo la bajada con un primer tramo donde no se puede experimentar mucha aceleración hasta las inmediaciones de la casa de neu restaurada y que me siento tentado a visitar.

De vuelta a la senda no tardamos en meternos de lleno en el camino también restaurado aunque la pendiente y el exceso de piedras sueltas en todo su recorrido, ayudado también por el desfase de la bici, no provocan en mí una sensación de seguridad ni siquiera aceptable lo que se traduce en un descenso cuando menos mediocre aunque llego sin novedad a la entrada del bosque donde tomo pista que sin embargo tampoco mejora mi percepción debido al exceso de piedras sueltas, y hay un buen tramo hasta la carretera donde por cierto, comprobé que no había seguido completamente el trazado GR saliendo por uno de los viales de la urbanización.

Los insistentes timbres del teléfono no me indican nada bueno pero hasta llegar al coll de sa Batalla no puedo contactar aunque sea a duras penas, afortunadamente no son malas noticias, simplemente es que me he pasado de horario, ya son las tres de la tarde y me queda bastante recorrido de regreso y aún así decido bajar por el camino viejo, al menos en su mayor parte, Llonganissa completa incluida, aunque sí renuncié después al último tramo. Esperaba algo más de penuria en la vuelta por asfalto y no fue así, realmente me encontraba bien, yo creo que la bajada de la temperatura y el refrescar del día me hicieron mucho bien, creencia que confirmé por la tarde o al día siguiente al salir a hacer unos kilómetros hasta el Bunyolí donde se celebraba tras muchos años de ausencia una carrera ciclista aunque bastante pobre de participación, no obstante es ese otro tema de debate que no voy a abordar ahora, solo quiero centrarme en mi recorrido del sábado donde pude disfrutar del mtb, de mi mtb, aunque sea caminando o transportando la bici por los agrestes parajes de la sierra mallorquina, lugares y momentos donde uno se siente realmente y casi por completo, liberado.