Sondeando el patio

Suele tocar cada año, y no me refiero a la lotería, que pille un memeu que me deje chafado unos cuantos días y ha coincidido que ha sido en fin de semana, de ahí el hueco en el histórico, ¿que podría haber salido entre semana si no hubiera caído la de dios? Tampoco, eso no ha influido en mi ausencia de la montaña. Pero mientras el tiempo empeoraba mi curva de salud mejoraba y parecía que además se juntarían los astros para tener un fin de semana estupendo con lo que se preveía que no tendría ninguna excusa para no salir. Salir sí, pero sin estirarse demasiado, amb bones, no sea cosa que las ganas no sean suficientes para mover los pedales.

Supongo que Joan estará más o menos igual por lo que me aventuro a quedar con él. Me va diciendo que quiere volver temprano aunque para eso ya quedamos tarde o sea que mal vamos ya de principio. Quedamos para ir a Galilea a terminar los deberes ya que he visto muchas cosas interesantes pero descambuixades, sin continuidad, y hay que encontrar ese hilo conductor para poder montar una ruta medianamente apetecible, amén de conciliar también otros aspectos no menos interesantes, divertida, exigente, sorpresiva y a poder ser que nos enseñe algo y nos dé la excusa de querer volver a repetirla. Quizás no se logre ese objetivo y no la llegue a estrenar, no sería la primera vez que deje itinerarios huérfanos que disfruto después en solitario o en petit comité.

Expuestas las premisas no nos queda más que poner en práctica la teoría, eso, teoría, porque era fácil cargar una traza y seguirla y no complicarse la vida pero lo que hice fue marcar un punto de inicio aproximado y sobre el terreno empezar a buscar lo que tendría que ser un camino ciclable para una bici de la dificultad que se quiera pero que se pueda pasar y en el caso de que no fuera así que al menos no sea muy largo ni excesivamente penoso su tránsito aunque estos puntos ya son mucho más subjetivos y de todos modos es una decisión que me toca tomar a mí el primero.

Para llegar a ese punto tomamos el GR que se dirige a Calvià después de subir por carretera desde Puigpunyent donde no nos ha dado mucho el sol que digamos y el frescor se nota. Esa parte de camino casi plano que sigue al primer tramo de pista es perfecto para rodar para una bici doble pero allí ya veo que mi compañero de viaje no opina lo mismo y prefiere que sean las piedras del camino las que condicionen su tránsito en lugar de disfrutar de ellas, lo que se traduce en paradas innecesarias, y más que nada porque cuando vas de búsqueda es seguro que vas a estar parado mucho tiempo en observación y perdiendo otro tanto en buscar y rebuscar.

Es lo que hacemos en la barrera divisoria de los municipios pero no vemos nada que se pueda parecer a un sendero o camino ni marca que indique que estamos en la dirección correcta y como no tenemos referencia visual de hacia dónde debemos dirigirnos decido ir a hacer la investigación al revés, de abajo arriba, y nos vamos hacia la urbanización de Son Font la cual debemos cruzar una buena parte por las calles asfaltadas hasta enganchar el último tramo de camino que se ha podido salvar y allí me doy mi primer revolcón en una curva con barro, sin consecuencias.

Cruzamos el pueblo para ir a buscar la entrada del torrente que no esperaba que llevara agua pero sí la llevaba y confié en demasía de que podríamos pasar sin mojarnos, o al menos sin tener que meter los pies de lleno. Iluso de mí, de buenas a primeras estoy solo y como era de esperar debo recorrer parte del trazado por el interior y algún momento meto las pezuñas del todo. Recorro un último tramo bastante largo por la corriente y espero a Joan que aparezca entre las matas, y efectivamente espero y espero, y espero y vuelvo a esperar y no asoma, ha vuelto atrás, no hay otra y yo debo salir de allí cruzando al otro lado y justo donde el agua es más profunda aunque he de decir que daban ganas de meterse, agua fresca y limpia, solecito, no parecía invierno. Zas, cruzo ràpido y me largo por el sendero, el tema es que no vamos a llegar al final del camino ya que quiero volver a cruzar para entrar en la finca contigua por lo que me veo obligado a llamarle por teléfono para saber dónde está y me suelta que no se ha movido del sitio, ¡la leche!, tira p'alante aunque sea nadando. No fue fácil convencerle pero al final lo logré y apareció no sin despotricar a base de bien, la verdad es que si hubiéramos ido por carretera habríamos tardado mucho menos pero nos habríamos perdido el espectáculo. Más o menos por esos senderos fue donde me di el segundo morrazo al pasar sobre un tronco mojado, cero secuelas.

Cruzamos fácilmente a la finca y circulamos por los campos arados con cierta dificultad, se puede cruzar más adelante en mejores condiciones, lo tendré en cuenta, y empalmamos con la pista principal que seguimos ahora en ascenso hasta donde nos fue posible ya que acaba en un cul de sac en medio de la nada. Retirada y para abajo, como no queremos volver al torrente hacemos el enlace de las ovejas con la finca vecina para empalmar con la otra pista que volvemos a tomar en ascenso, la cual podemos circular muchos más metros y dado que está en muy buenas condiciones y tiene una pinta genial salpicada de molsa hace que tengamos un ascenso fantástico sin olvidarnos de algún toque de dureza en algunos puntos. Vamos pasando por explanadas cada cierto tiempo y acaba junto a un cocó de grandes dimensiones, digamos que acaba ahí la pista porque continua un camino de carro más antiguo de imposible circulación y en principio en dirección contraria a la teórica y en cambio lo que creo que es su continuación natural está muy enmarañada como para poder pasar, toca retirada, parece ser que el enlace entre los dos caminos es más complicado de lo que pudiera parecer en un principio.

Bajamos sin contratiempos y quiero investigar la salida a la carretera desde Son Martí, es un paso que me salté en la ocasión anterior y ahora toca hacerlo. Veo que las pistas no se acercan demasiado a las casas aunque al final acaben las dos junto al torrente y ese puede ser un punto conflictivo aunque por ahora tenemos suerte y podemos continuar. Toca salir hacia la carretera y aunque parece la parte más fácil y corta de la ruta nos lleva un buen tiempo porque somos incapaces de verla ni tampoco pasa ningún vehículo que nos oriente un poco y al final subimos mucho más de la cuenta en dirección equivocada y aunque encontré por ahí en medio algún hito en realidad no te orienta hacia una dirección específica así que estuvimos divagando un buen rato pero al final salimos justo en el punto donde está marcado.

Nos queda subir por asfalto lo que resta de subida que es prácticamente todo y lo hacemos a ritmos muy dispares y aunque salgo el último llego el primero arriba sabiendo que ya es bastante tarde, nos han dado las uvas y a pesar de no comer mucho en las salidas sí empiezo a tener hambre, señal inequívoca de lo avanzado de la hora y efectivamente era así, es más, en el cómputo general del horario hemos estado más tiempo parados que en movimiento, el colmo de los petardos, pero al menos lo que vimos e hicimos valió la pena.


Solo faltaba el perrillo

Venga ya, dime ahora que vuelves a Galilea otra vez y nos volverás a dar la plasta con ese tema, ¡que ya está muy visto, hombre!. Estará muy visto pero yo, cada vez que voy, circulo por sitios nuevos, que otros conocerán seguramente pero para poder opinar necesito verlos sobre el terreno y nos tiene que acompañar la bici debajo a ser posible. Y doy fe de que todo lo que he visto es ciclable, y en algunos tramos en ambos sentidos, cosa que aún me sorprende más.

¿Empiezo por el principio? Será lo mejor para ir entrando en contexto. Villa de Puigpunyent, coqueto pueblo situado a los pies de una de las montañas míticas de Mallorca, el Galatzó, de toponímia incierta pero de todos conocido por destacar su mole sobre todas las demás sin ninguna otra cercana que le haga sombra. Pero no es allí a donde me dirijo, forma parte por ahora de futuros planes no muy lejanos, no, nuestro punto de mira se encuentra centrado en las laderas limítrofes de Galilea en busca de antiguos senderos o caminos que por una causa u otra han quedado desfigurados o irreconocibles por el paso del tiempo, ya vi algunos desde las alturas la semana pasada y quería probarlos.

De todas maneras no hubo nada seguro hasta el mismo momento de despertarme por la mañana, ya el jueves no salí por el trancazo y anulé la salida justo al amanecer; viernes fue un día de impasse, más o menos aguanté durante la jornada laboral pero una cosa no es comparable a la otra así que estaba todo en el aire hasta el último momento. Mi acompañante Joan está de reestreno así que la cosa iba a estar más bien flojilla, salgamos y ya veremos qué pasa.

Vamos a hacer el tramo de asfalto lo primero que siempre viene bien y sin pararnos arriba enfilamos la primera bajada, bastante húmeda por cierto, no hay florituras que valgan y por la mitad más o menos empezamos a buscar el desvío, y es claro pero no sabría decir por lo que veo si es camino o no (que lo es), lo que no convence es que hayan dejado los restos de poda tirados y ya se sabe que con las argelagas no se juega, muy bonitas floridas pero secas son una trampa mortal. Traspasamos la pared medianera y es cuando vemos en su extremo más bajo, sobre el coll des Pumarà, aparecer un grupo de bikeros que vienen a nuestro encuentro, se trata de los MIR que tienen programada una ruta circunvalando el puig de Galatzó por Muntanya, ses Serveres, Coma d'en Vidal y bajada por ses Sínies, por hoy les dejaré que se diviertan solos. Coincidimos en el cruce y tras saludar a toda la comitiva enfilamos camino hacia el Ratxo donde no tardamos en aparecer junto al torrente y tomar la pista paralela a la canaleta que nos llevará a Galatzó y Joan me vuelve a sorprender contándome que por allí tampoco ha estado, es de locos, esto.

Ahora, para rematar, vamos a hacer el primer camino de bajada que hemos tomado en sentido contrario para encontrar otro acceso al Pla des Pins pero antes vamos a echar un vistazo a la continuación de la pista para ver si hay enlace hacia la pista del Ratxo otra vez. No lo vemos, hay una cerca que rodea una parcela y un botador pero no se aprecian restos significativos de camino y al ser cuesta arriba en un terreno roto no parece lo más adecuado para circular en bici y volvemos al punto de inicio, el cruce de la bajada donde antes de ir a fisgar hemos parado también para comer algo y no agotar las reservas prematuramente. La verdad es que hasta este punto nos sentimos medianamente bien, se llevan con dignidad la falta de entreno y el constipado.

Emprendemos pues la subida y parece bastante factible, superamos la barrera de los diez nudos y seguimos el ascenso que por momentos me encanta y camino mucho menos de lo esperado. No es difícil de ver el desvío si sabes dónde buscar, (esto en realidad es lo que uno se dice después de habérselo pasado y tener que volver atrás) y en pocos minutos nos deja arriba de la peña justo donde esperaba, ya solo nos queda la bajada y se lo advertí al compañero, lanza la bici o te quedarás clavado a cada paso, no es terreno muy complicado pero sí propenso a quedarte varado a la mínima, que de hecho es lo que ocurrió, está claro que la falta de entreno también se nota bajando.

No sabemos la hora qué es cuando llegamos a la carretera y tampoco lo miramos, nos regimos por las sensaciones que por ahora no son malas y queremos que sigan así, no vamos pues a darlo todo en buscar otra variante que nos deje exhaustos y con la guinda para el final. Vamos buscando, eso sí, la entrada a Son Martí para posibles pases por la zona y tampoco conseguimos ver el que hace todo el mundo, sobre todo si piensas que está un par de kilómetros más arriba pero es que a media que avanzas el desnivel con los campos de la finca aumenta significativamente y eso me hace dudar aún más pero es posible que esos fallos haya que comprobarlos porque en teoría la cosa puede prometer.

Llegamos arriba bien y mejor bajamos aprovechando los tramos de camino antiguo que acortan bastante el recorrido. Luego al final no era tan tarde aunque el tiempo en movimiento fuera solo la mitad del empleado en total y es que cuando la pardalería se adueña de uno es como el pegamento, ahí se queda pegada empujándote a la contemplación, cierto que nuestro estado físico no permitía grandes excesos, más bien ninguno, a decir verdad, y fuimos casi al ralentí todo el rato, lo que se dice, lentos pero seguros.


Creo que no hará falta repetirlo pero en la página de Fotos- Fotos y Trazas 2016 están todos los enlaces a los álbumes, fotos, videos y trazas de estas salidas y anteriores.


Sobran las palabras, y faltan frenos

Lo tenía ya decidido desde la semana pasada, volvería a Galatzó, pero para variar un poco el recorrido y vislumbrar otras perspectivas decidí empezar desde Puigpunyent y eso me daría pie a investigar otro camino del que no tenía idea ni constancia porque ni siquiera figura en los mapas ni había visto traza que yo recuerde pero que alguien me comentó que se había bajado, yo desde luego no. Y hacia allá me fui.

Como dije, comencé en Puigpunyent y sin complicarme la vida emprendí la subida por carretera hacia Galilea procurando mantener un pedaleo constante hasta la cima a fin de entonar el cuerpo adecuadamente. No ha lugar a la parada al llegar arriba, estamos en el inicio de la ruta aunque por la hora alguno podría pensar que llevaba un par de horas rodando, no es así y busco enseguida el desvío hacia la bajada directa a Galatzó. No hace mucho la hice después de un largo paréntesis y ahora la volvía a repetir aunque esta vez mucho más pausado ya que debía estar atento a un desvío que de todas formas me pasé y que no fue por ir rápido, llevaba semanas, más bien meses, quejándome para mis adentros de lo inadecuado del ajuste de la horquilla en las bajadas, con un rebote muy vivo que me hacía perder confianza en cuanto aparecían las irregularidades en el suelo y que me hacían detenerme con cierta frecuencia.

Y estando parado escudriñé el entorno y desde abajo se veía mejor que desde arriba desde luego, el muro de sustentación estaba claramente a la vista, imposible de ver bajando, por lo que retrocedí hasta su intersección apareciendo un itinerario marcado pero sucio de vegetación y en ligera subida al que hay que atacar con decisión no obstante. El objetivo final está claro, no puede tratarse más que del bosquecillo de pinos que destaca en la cima de esa elevación y que en todo su alrededor han desaparecido. Al llegar perdí de vista el camino y seguí unos hitos desperdigados y de formas digamos, poco convencionales, todo ese trayecto lo hice andando dado el firme rocoso y roto que estaba pisando.

No me cuadraba nada de eso con lo que me había imaginado así que deambulaba de aquí para allá buscando algo con más consistencia, y de repente lo vi a mi derecha un poco más abajo y al llegar comprobé que continuaba subiendo por lo que subí para comprobar donde me había desviado y tenerlo bien claro la próxima vez que pase por allí. Una vez atados todos los hilos podía empezar el descenso propiamente dicho y este fue más largo y divertido de lo habría podido pensar al ajustar debidamente la suspensión, en un principio ni siquiera era un descenso, mayormente plano con alguna subida, casi todo ciclable en un terreno rocoso y técnico, más o menos como la parte de bajada que viene a continuación, el típico terreno donde si no lo enganchas bien desde el principio te va parando cada dos por tres pero que por poco que controles y domines un poco la situación te divierte como nunca.

Más abajo enlaza con una pista que te deja en la carretera, justo en el inicio de la subida a Galilea, muy cerca de la entrada de Galatzó a la que no me dirigí en un primer momento porque quería comprobar si era capaz de encontrar la entrada (más bien salida) de Son Martí y creí encontrarla en una curva, de hecho es una pista clara que cruza la carretera pero que ahora mismo dudo de que sea esa. Regreso hacia abajo para adentrarme en la finca cuando me cruzo con el único bikero que vi en toda la mañana. Mi próxima parada son las mesas junto a las casas, estas ya las visité hace poco y estarán exactamente igual así que omito la visita, debo reponer fuerzas para lo que me espera que en esos momentos no sé exactamente qué es, tengo que reconocerlo, solo sé que tengo que seguir una ancha pista bastante larga que solamente he recorrido de bajada y aunque la recuerdo rápida no me consta que tenga una inclinación exagerada como la de ses Planes, por ejemplo, que no conocía. Efectivamente todo transcurre según lo esperado, camino fácil y sin complicaciones mientras me voy cruzando con excursionistas, algunos quedan por las inmediaciones y otros se aprestan a empezar el ascenso. Yo también hago lo mismo y aunque el camino se deja ciclar algunos metros solo consigo llegar montado hasta la curva del pino, me acuerdo de esa curva y de que el camino es, o era, bastante jodido de bajar pero ya que estoy allí ¿porqué no subirlo?.

Y es lo que hago, empiezo a caminar y a empujar, nada de cargarse la bici a la espalda, el camino es largo y no hay porqué padecer en exceso, así que a empujar se ha dicho. Decir y hacer porque el trayecto dura lo suyo y tira para arriba sin remisión aunque a base de curvas se suaviza un poco la pendiente y eso ayuda. Compruebo también que está bastante limpio aunque no sabría decir si se ha retocado o no, lo que es seguro es que tras la declaración GR algo ha cambiado, las fotos aéreas lo demuestran. Llego al cruce y giro a la izquierda pero si en un primer momento llegué a pensar de continuar hacia s'Esclop no creo que este sea el día, seguramente es tarde aunque no quiero comprobar la hora, lo que sé es que tengo que volver de donde he venido y ahí me surge alguna duda, ¿por ses Serveres o por donde he subido? Es lo que me preguntan algunos excursionistas que se pasean por allí y no les doy una respuesta firme aunque la hondonada parece que me está llamando a gritos, “ven, ven, ya me has catado, puedes hacerlo”, ¿quién puede resistirse a esos cantos de sirena?, seguro que lo haré mejor después de haber retocado el ajuste de rebote de la horquilla anteriormente y haberme sentido mucho más estable y seguro, así que adelante.

Lo único que tengo que hacer es esperar un poco que se despeje el camino porque en unos minutos ha aumentado bastante el tráfico humano. Voy, los que me acompañaban me dejan pasar y me animan, dejo pasar a su vez a dos que suben y ya no me cruzo con nadie más, solo yo y el camino, porque no ves nada más que lo que tienes a tres metros adelante, tu única preocupación es sortear las piedras y mantenerte sobre la bici, no vas de turismo, para eso ya he tenido la subida, a lo único que aspiro es a no tener que bajarme de la burra y pasar todas las dificultades de la mejor manera posible y a fe que lo consigo aunque en un par de ocasiones debo rectificar, mi torpeza no desaparecerá de un día para otro y seguramente “de un día para otro” también sobre pero se siente ese chute en vena que te hace levitar, pero lo que no levita es la bici y así me lo recuerda el llantazo que le pego en una piedra cualquiera de la pista mientras voy bajando sin miramientos, y claro, al volver a ponerme en marcha parece que voy atrancado, mira prim, ves alerta.

Vuelvo directo hacia el Ratxo pero esta vez subiré por la carretera y puedo asegurar que es mejor el camino que esas rampas de m... y de infausto recuerdo, pero bueno, superadas quedan. Es todo asfalto lo que me queda y aunque sé que hay alguna alternativa no tengo tiempo de buscarla y tiro directo hasta el pueblo, otro día lo haré, de hecho Puigpunyent seguro que me va a deparar muchas sorpresas, y de las buenas, en los meses venideros, es una zona de la que no conozco ni la mitad al ser itinerarios por los que no se circula habitualmente, digamos que están fuera del circuito y a ellos dedicaré mis esfuerzos en un futuro próximo.


Galilea, que fortuna la mía

Estas salidas por territorios medio olvidados siempre te proporcionan nuevas sorpresas que son muy bienvenidas y hay que tomárselas tal como vienen aunque procuro seguir un plan previamente establecido e ir tomando notas mentalmente para otras incursiones; la excusa última podría ser la confección de una nueva ruta pero no es tanto así, el simple rodar por esos lugares me basta, pero todo lo que pueda venir de añadidura no se desprecia ni mucho menos. Según quién vea esto podrá sonreirse un poco (o bastante) al notar mi grado de satisfacción cuando recorro algún itinerario y comento mi total desconocimiento cuando es muy posible que la mayoría de bikeros locales de la zona los conozcan desde que se montaron en la bici, y no solo eso, sino que en muchos casos los hayan inaugurado o reabierto ellos mismos. No es un fenómeno que me extrañe en absoluto, es algo normal, puede que exista esa información en la red pero tampoco estoy obsesionado en encontrarla, son salpicaduras que te van llegando a veces por diversos conductos y que te excitan la curiosidad.

Así pues volví sobre mis pasos a Galatzó para averiguar cómo está el enlace con la finca vecina, con s'Alquería, y por dónde. Como en la semana anterior inicio la ruta desde el pueblo y salgo en dirección a Es Capdellà callejeando un poco y entrando en el torrente para tratar de recorrerlo por el interior lo máximo posible, cosa que es muy factible en casi todo su recorrido aunque alguna vez me salí pero no tuve que saltar ni atravesar ninguna rejilla, cosa que hubiera tenido que hacer si hubiera tomado el enlace hacia el azul y salí directamente por la pista amplia sumando el tramo que te deja justo delante de la entrada de la finca.

Recorro el amplio camino hasta el desvío de sa Vinya que tomo en un principio para dejarlo de lado al poco y acercarme al Tramuntanal no sin antes rendir visita a s'Argolla. Quería subir por una pista que vi bajando la semana pasada y que suponía que venía de allí y efectivamente así es pero el tramo que queda hasta enlazar la pista de sa Vinya es muy empinado en su parte final y tuve que hacerlo empujando la bici. Y no fue justo más salir a la pista que llegaron tres chavales subiendo a toda leche para empezar el descenso desde allí, como si fueran al cole, unos máquinas, yo seguí para arriba a buscar ese enlace con la pista vecina y fue en un punto donde se veía una tubería de agua y un desmonte de tierra pero recorrer esa corta distancia que nos separaba fue un trágala de cuidado, una selva de carrizo que hizo que dejara la bici por allí en medio para subir a fisgar, y lo que no había visto de lejos era la rejilla que cerraba el contorno y lo que encontré fue la pista, la enorme pista allí mismo pero no había paso por la rejilla y no me decidí a saltarla así que regresé al camino e hice la bajada por el sendero hasta abajo para irme a investigar por la otra vertiente del valle.

La otra parte del plan era subir a Galilea por un camino del que tenía constancia que existía y se recorría desde hace mucho tiempo pero que yo aún no había ido, el que cruza el coll des Pumarà, topónimo que aparece en algunos mapas y del que no tengo ni idea qué significa ni a qué se puede referir. El hecho es que tampoco conocía el inicio de ese camino y me extrañaba porque sí he pasado varias veces por la zona del Ratxo y no me constaba su presencia, de hecho me lo he pasado también en esta ocasión, realmente no está a la vista pero una vez localizado no hay problema, no lo hay si coges después el desvío correcto y yo no lo he hecho, he tirado por el más empinado y he subido empujando, cosa que me ha extrañado porque las referencias que tenía es de que era ciclable y por ahí no lo es, al menos para la mayoría. La respuesta la he tenido arriba al ver otro que subía, copón, no me ha quedado más remedio que bajar a comprobarlo y efectivamente he subido por donde no debía, la segunda vez es la que cuenta siendo un poco más soportable aunque son cortas esas subidas. Pasamos el portell y entramos en otro mundo, una vaguada completamente desforestada sin visos de cambiar de aspecto, una pena. El camino va llaneando por la ladera buscando el pase al otro lado donde inicia un tímido ascenso no sin antes pararme un momento delante de la roca donde está plantado un pequeño homenaje a un bikero local que nos dejó prematuramente por un infortunado accidente laboral.

Esta zona de subida está repoblada y su aspecto comienza a ser más atractivo, dentro de unas decenas de años ese camino ya estará en la sombra. Acaba en una rotonda de un antiguo ramal asfaltado como los muchos existentes entre este punto y Puigpunyent surcando toda la falda del Galatzó pero el que a mí me interesa es el que conecta con Galilea, quiero subir hasta allí, de hecho no he parado desde la foto de recuerdo y tomo el desvío que me subirá hasta el pueblo, sé que es duro desde el inicio y no te da respiro pero lo afronto con decisión aunque con alguna duda al final por empeñarme en no usar toda la piñonera para esa subida, afortunadamente se cumplió el objetivo con doble satisfacción.

Como ya había comido abajo nada me obligaba a parar en Galilea excepto para tomar alguna instantánea y crucé el pueblo para ir a buscar la siguiente bajada, también inédita para mí. Se trata de un antiguo camino que baja a Es Capdellà desde el Rafal quizás con alguna ramificación hacia Son Cortei pero del que solamente tenía vagas referencias, no sabía de dónde se tomaba ni cómo era, lo que sí sabía era que debía desviarme hacia la carretera antes de llegar a Son Martí ya en el valle. Con esos mimbres y sin seguir ni traza ni mapa alguno, la verdad es que a estas alturas me sería muy incómodo hacerlo, di algunas vueltas por la carretera hasta dar con una calle que me pareció la idónea, no tiene carteles senderistas pero sí unos azulejos con la indicación Es Rafal, de hecho pasé por el pou des Rafal pero tomé algunos desvíos incorrectos y al final me decidí por el que más bajaba y llegué frente a una casa con una barrera cerrada y algunos vehículos por las cercanías, no me creía que tuviera que pasar por allí el camino así que emprendí la vuelta y es cuando lo ví, al principio no es muy claro pero rodea la finca y enseguida comienza el descenso de verdad, se le conoce por Sa Costa y es por algo, ahí me sorprendió porque es un camino duro, con un trazado sinuoso y un suelo con pocos metros seguidos plano, creía que estaría empedrado de principio a fin pero de manera más elaborada y no es así y para un trabado como yo bajando no era ninguna ventaja, debía parecer el pato Donald montado en una bici. De todas maneras no iba nada cómodo, luego vi que llevaba la suspensión cerrada, iba rebotando a tope, normal.

La parte más fuerte de bajada acaba en el lecho de un torrente con una presa y unos muros laterales de los que no puedo adivinar su finalidad, dos semicírculos pétreos enormes sin significado para mí. La continuación es de todo menos clara, se supone que el camino existe pero no se ve, lo único que puedes hacer es tratar de pasar entre las matas de carrizo por donde mejor puedas, cómo corta el condenado, y no veía el momento para salir de allí, llegar a los campos de sembrado fue un alivio grande, grande.

Sé que tenía que desviarme antes de llegar a las casas pero de repente las vi y no tenía ni idea de donde estaba ese puñetero desvío y al verlas no muy cerca decidí seguir adelante rodando por una trazada marcada por los animales. Así llegué hasta una pista por la que me fui metiendo por una vaguada y lo peor de todo en dirección contraria como debía y la cosa no mejoraba a medida que iba avanzando, menos mal que en un momento dado vi una especie de sendero que bajaba por la ladera y me paré allí, dudé si tomarlo o no, no tenía ni idea de dónde estaba pero suponía que nada cerca de ningún sitio así que decidí volver atrás aunque afortunadamente vi otro sendero que parecía que no ascendía tanto y sí que lo tomé. En esos momentos dudaba de si algún humano montado lo podía recorrer, no lo creía posible, quizás solamente algunos cazadores.

Pronto desemboqué en otra pista muy similar a la anterior y la tomé en dirección sur, la correcta. Daba gusto rodar por allí y me preguntaba cuál sería su final en sentido contrario ya que este me llevaba hacia el pueblo directamente. Y así fue, pero no sin antes tener que pasar frente a las casas, abiertas de par en par y con varios vehículos aparcados, por fortuna no salió nadie y puse salir por el acceso principal asfaltado encontrando todas las barreras abiertas aunque con el consabido letrero de “Propiedad Privada, prohibido el paso”, cosa que no era de extrañar por otra parte. Dejamos pues descartada esta vía para la circulación pero tuve que utilizarla por desconocimiento, no sé si hubiera sido una excusa convincente pero era la única que tenía en esos momentos, el volver atrás no era una opción estando a escasos metros de la carretera.

Reseñemos por tanto que esta salida ha dejado bastantes interrogantes abiertos que habrá que ir a resolver en su justo momento, por ahora la idea de generar una ruta segura y divertida, a mi gusto, está un poco lejos, tiene que conjugarse específicamente distancia, dificultad y diversión con sus correspondientes proporciones ideales, seguiremos informando puntualmente de los avances.


De visita turística

Una actualización de alguna de mis suscripciones blogueras me hizo un recordatorio de que no podía dejar ya más tiempo pendiente la visita a un lugar emblemático de nuestra geografía, la finca de Galatzó, propiedad pública perteneciente al municipio de Calvià desde hace diez años. Pasas por allí, ves los letreros y no haces caso, solo vas de paso, y más sabiendo que no tienen continuación más allá de las laderas desforestadas del Galatzó o la Mola de s'Esclop. Varias rutas atraviesan estos contornos pero me faltaba conocer ciertos itinerarios más alejados, y son los que quise pisar el sábado pasado sin tener que dar muchas explicaciones, y a eso me dediqué.

Salí del pueblo de Calvià rodando en dirección a Es Capdellà por el carril adosado a la carretera, no me metí por el torrente porque tenía intención de volver por allí y no quería solapar tanto las trazas, por estética nada más. Llego al pueblín y también por asfalto me dirijo a la entrada de la finca que está justo al inicio de la subida a Galilea entrando en la propiedad a los pocos segundos. Voy pendiente del desvío que me va a llevar a ses Planes, no lo conozco en vivo y no sé lo que me espera. La primera parte es bastante soportable hasta sa Bassa, un enorme estanque ahora seco que recogía el agua de la lejana fuente del Ratxo a través de una larga canalización que une los dos enclaves. Debo parar para hacer unas fotos desde esa altura aunque el conjunto de la obra, el estanque mismo y los molinos no se pueden apreciar en toda su magnitud.

Empieza ya la ascensión propiamente dicha, esto es, una larga pista, semirrota, y con una pendiente casi constante a lo largo de todo el recorrido que no es corto y que a pesar de mi empeño no pude realizar de una tacada aún con los ánimos de los runners que subían y bajaban, la última cuesta me sacó de punto, demasiado hice, me parece. Ses Planes es el último reducto de bosque que nos vamos a encontrar, a partir de ahí el arbolado brilla por su ausencia pero se agradece la limpieza del camino y aunque sin tanta definición aún más allá de la caseta del roter, tramo que me pareció interesante recorrer aunque fuera andando pero no más lejos que el último y solitario pino de la ladera donde me entretuve a escudriñar la continuación y a tratar de vislumbrar a los que oía cuando el viento me lo permitía, parecía que se acercaban pero podría tratarse solamente de un efecto acústico, de hecho no llegué a verlos.

Giro la bici y me dispongo a volver, en ese sentido la cosa era más circulable y ya en el pinar voy decididamente cuesta abajo. La sensación que me llevé de esa bajada, aparte de su mínimo interés ciclista, es que si me hubieran preguntado antes de haberla subido si habría conseguido superarla habiera contestado que seguro que no, cosas del mtb.

Estoy abajo y me dirijo a las casas para fisgar un poco aprovechando que están abiertas y puedo recorrer varias estancias como la tafona y la tenda de s'oli, muy interesante el proceso de recuperación. El trasiego de gente es constante aunque mínimo y la mayoría no queda por allí, yo tampoco estoy mucho tiempo, comer una mandarina no te retrasa mucho y yo estoy más pendiente de ir a ver otros caminos que de tumbarme en los bancos, salgo pues en dirección al desvío de sa Vinya del que solamente tengo marcado una parte, la más complicada, hasta la curva del banco, más allá era todo nuevo y no paro hasta hacer toda la subida, ya pararé a hacer fotos cuando baje.

No llegué a ver nada sobre la vertiente de Andratx pero no es asunto nimio, puede ser explotable, a cuentagotas eso sí. Vuelvo sobre mis rodadas tranquilamente escudriñando cada rincón en busca de algún indicio que me permita salir de la pista sin encontrar nada hasta el desvío ya conocido por la comunidad biker y me decido a trazarlo. Puede que en su primera parte se aproveche algún sendero antiguo proveniente del Tramuntanal aunque no lo tengo muy claro, la continuación es aún menos clara y como bajada no tiene ninguna dificultad especial, es un sendero que se puede hacer muy rápido y el strava así lo confirma.

Vuelvo al acceso principal de la finca para salir y tomar el itinerario marcado justo enfrente al acceder a la carretera, es el que se solía tomar cuando salías del torrente pero ahora está marcado con unas estacas coloreadas conformando unos trayectos por el interior de la finca del Castell de Son Claret, más pensados para clientes supongo que para la comunidad local. De hecho hay algunos letreros en inglés en las barreras que parecen apoyar esta idea y también que en la última se ha habilitado una escapatoria hacia el torrente muy interesante y así poder disfrutar de rodar unos metros por el interior brincando con la bici de lado a lado.

Al llegar al puente viejo se puede decir que se ha acabado la ruta, ya solo nos queda regresar por donde hemos venido haciendo un recuento mental de lo disfrutado conociendo nuevos itinerarios y caminos, que alguno dirá, “tiempo te ha faltado para venir”, gracias doy de que aún quiera y pueda hacerlo.


Y yo me lo creo

El otro día, en uno de mis pases últimos por el puig de Son Seguí, me topé con uno de los propietarios de una de las múltiples casas, casetas, tugurios, porxos, chalés, casas de possessió, barraca y más estilos que existen por la zona, dos docenas largas según pude entender, pero el tema principal que me comentó es que se sentía molesto con la nueva propiedad de la gran finca porque había cerrado los accesos hacia Pòrtol desde Santa Eugènia, situación que él sentía como de gran agravio, y también incluía el acceso a la ermita, por supuesto.

Según él no se protesta lo suficiente y para ello había hecho fotocopias de una noticia de un periódico local, en concreto del Diario de Mallorca, del domingo 20 de marzo del año presente, donde se habla de los planes del Consell respecto a sus rutas GR. Todo el mundo conoce el GR221 en la sierra, menos conocido es el que une el Llevant con Lluc, GR222, ahora en su etapa final de tramitación, y la idea es conseguir enlazar caminos públicos de diversos municipios para poder dar la vuelta a la isla en plan senderista, en eso se está trabajando ya sobre el terreno y ahí es donde van a surgir las dificultades para llevarlo a cabo, en el enlace de esos caminos públicos. Parece ser que diferentes partidos políticos tienen opiniones diferentes sobre como resolver esta cuestión, unos optan por conveniar el uso y otros por la expropiación, no vamos a debatir aquí los pros y los contras de cada opción aunque tengo claro que ninguna es mejor que la otra vistos los resultados en el GR221.

Pero lo que me hunde ya en la miseria de la manera más absoluta es que los gobernantes actuales han llegado a la conclusión de que se necesita contar con una NUEVA LEY DE CAMINOS, omg!!!. Si miráis la portada de Pedalades, a la derecha, bajo el apartado Un Pequeño Sueño hay un artículo que escribí allá por el 2009 a raíz de los acontecimientos ocurridos en Planícia tras su compra por parte del Estado y tal cual nos puede servir para ilustrar el momento presente. Avance pues en esta cuestión, ninguno.

Nos quedamos entonces a la espera de acontecimientos, pongo el cronómetro en marcha para cuando se señale el día que pueda decir “me voy a dar la vuelta a la isla” y me quede tan pancho, quizás nuestro presidente actual también tenga abiertos los que no pudo abrir en Esporles en su día, bonitos quedan en la web pero poco más así que no puedo expresar más que mi total desconfianza en este tema.

Y nada me haría más feliz que el estar completamente equivocado.


Rematando

Dispuesto a aclarar algunos aspectos de una ruta que tengo en mente me dispuse a comprobarlos in situ después de haber hecho algunas averiguaciones en unos documentos oficiales, que como tales deberían reflejarse sobre el terreno pero ya todos sabemos como nos las gastamos por aquí, si no lo veo no lo creo, vayamos a verlo, pues.

Me centro en el primer objetivo y para ello varío el punto de inicio, en lugar de hacerlo desde sa Cabaneta lo hago desde Santa María y si todo va bien ni siquiera tendré que llegar a la civilización. Salgo pues desde el aparcamiento que hay casi enfrente del colegio, en las afueras, y eso me permite enfilar el camí des Coscolls sin entrar en el pueblo. Dejo atrás el cruce con el camí del Jardí d'en Ferrer por el cual circularemos un rato más tarde y sigo ahora en descenso hasta el desvío de la Cabaneta donde tras pasar el viaducto de la autopista me detengo a comprobar la entrada de Son Cós. Está cerrada con un portón pero este se puede abrir, no está candada, pero no paso, sé que llegaré a las casas pero decido ir a comprobar su salida por el otro extremo. Me acerco pues a la plaza de la iglesia y sigo por la calle principal hasta el desvío de la calle que me llevará al fondo del valle, después es solo atravesarlo pero al llegar al cruce en lugar de girar a la derecha es hacerlo a la izquierda y más izquierda, hasta las casas de blanca fachada que resaltan en el centro de la llanura. He visto antes una barrera cerrada que me da acceso a Son Cós lo que me hace descartar casi por completo esa opción (cercanía a las casas, saltos de barreras) dando por sentado que debido a la actividad a que se dedican actualmente no verían con buenos ojos el paso de un grupo de ciclistas por sus dominios, ni de uno solo me atrevo a aventurar.

No dice lo mismo el encargado que trastea por los almacenes de la casa e incluso me confirma la existencia de un camino que llega hasta el pueblo, cosa que me dispongo a comprobar enseguida pero no ha lugar a tanta satisfacción, pronto estoy enredado por los campos arados sin posibilidad de salida y debo volver atrás pero ahora sí salgo por un ramal propicio al camino de donde venía, tomo nota.

Me dirijo ahora a Pòrtol pero no subo a buscar el inicio del dh sino que rodeo la colina por el camí del Jardí d'en Ferrer desde su inicio, más que nada para no repetir tanto las trazas. Salgo a la carretera y afronto la subida hacia Puntiró con gusto (por cierto, aún sigue ahí la rebeca) pero tomo la segunda opción de salida para ir a dar al camino asfaltado que usan los vehículos para subir y enfilo ya la avenida principal de bajada para pararme a comprobar el final del camino que proviene de ses Olleries porque quiero hacerlo al revés, es decir, comprobar primero el final, la salida, ya que desemboca en la urbanización y si esta opción no es posible ya no iría a comprobar el inicio. Y lo que sobre la pantalla parecía un solar sin edificar sobre el terreno es diferente ya que forma parte de una casa como zona ajardinada y no existe la posibilidad de entrar por algún solar cercano, la única tentativa sería entrando y saliendo de Son Seguí y lo tengo totalmente descartado, habría que recorrer, de todas maneras, un trecho sin camino alguno ya que eso lo comprobé cuando se podía entrar en la finca sin problemas aunque sin buscar explícitamente ese enlace, solo buscaba una salida y lo descarté, y ahora más.

Bajo pues por los viales hasta la carretera y por esta llego a ses Olleries donde voy a ver el inicio solo por curiosidad y me encuentro una barrera automática cerrada a mitad de camino, o sea que por uno o por otro lado la cosa apesta, y aún así decido asegurarme preguntando a algún vecino si me lo encuentro, y veo uno, en este caso vecina, de una edad suficiente para saber algo y no sabe nada pero me lleva a casa de otra vecina aún más mayor y me pone al día. Muy amable madò Margalida pero no me ayuda en nada, queda pues confirmado otra vez lo de que la teoría y la práctica en temas de caminos no suelen coincidir en muchas ocasiones.

Vamos a por el siguiente reto (ya llevamos dos y han sido fiasco), y para no repetir subida me voy esta vez por Can Tano (sin confirmar ese topónimo por las paisanas) que me lleva directo al Rafal y emprendo la subida directa al puig pasando esta vez de visita turística, hoy vamos de trabajo y a eso me encomiendo. La bajada nueva es fácil de encontrar y es bastante parecida a la paralela, camino ancho en sus inicios pasando a sendero en su segunda mitad aunque este es más plano pero más tapado, casco y gafas obligatorios. Da donde tiene que dar, lo único malo es la salida a la carretera que hago por donde había estudiado al subir, sin problemas.

Al menos he podido apuntar el primer punto en el casillero aunque el resultado global sea negativo por ahora, vamos a por el cuarto, a ver si igualamos. De ses Coves a Santa Eugènia, de inicio incierto, de hecho di varias vueltas y no vi nada, ni entre las casas ni desde la carretera, otro cero al casillero y como ahí acababa el tema exploratorio me dije “pues vamos a rodar un poco por ahí” y me metí por el camí de Son Mascaró a verlas venir. Lo que iba a pasar a continuación lo voy a resumir, sé que llegué a la carretera y por ella a Biniali, singular población de dos calles (largas, eso sí) y poco más pero lo que más me sorprendió fue ver un grupo de bikeros y una bikera con unas bicis de mtb que no sabría clasificar así de pronto, tanto me chocó que decidí esperar a que salieran de la bocacalle y se pusieran en marcha para satisfacer un poco mi curiosidad. Eran de la tierra, desde luego, y no me quedó más remedio que alcanzarles porque iban a una velocidad endiabladamente baja, luego me confirmaron que era porque “havíen acabat de berenar”, queda claro que berenar no es bueno, afecta al rendimiento. Como yo no sabía a dónde iba, simplemente me guiaba por los campanarios de los pueblos vecinos, me daba igual ir por aquí o para allá y los acompañé unos kilómetros hasta que me cansé de subir piñones y los dejé atrás, comencé entonces una singladura por la maraña de caminos entre Binissalem, Consell y Santa María que menos mal que era de día, de noche no sales, de eso estoy seguro.

Cuando llegué a territorio conocido, el camí vell de Muro, junto a la lavandería pude parar a comer algo para continuar otra vez con la cantinela derecha-izquierda-derecha en los cruces para orientarte, madre mía, como está fora-vila, no hay rincón sin caseta o chaletarro.

Me acerco otra vez a ses Alqueríes y Santa Eugènia para acabar catando el último tramo de tierra en dirección a ses Rotes, volviendo a la carretera y después a la otra para girar hacia Santa María por el camí de Passatemps para entrar en el pueblo en la hora de máxima tranquilidad, las dos de la tarde, hora más que apropiada para acabar una ruta que se precie. Ruta que por otra parte se verá condimentada con las anteriores realizadas en la zona para conformar una ensalada casi perfecta, han fallado los retoques finales que la hubieran dejado de masterchef para arriba, a ver si esa es la opinión de los que la realicen, si es que algún día la publico, claro. Al tiempo.


Sin prisa pero sin pausa

El martes pasado me junté con los colegas para ir a Son Verí dado que ellos iban a hacer unas vueltas de entreno en vista a la carrera de este fin de semana, yo quería volver antes de las once así que me sobraba tiempo al menos para ir y volver, y vaya si me iba a sobrar, no iban de bromas con las bicis a plato grande hasta que me dejaron atrás, imposible seguirlos con mi platito mediano y ritmo de petao. Sea como fuere, llegamos y sin tiempo de rascarse los cataplines empezamos la primera vuelta, y como el circuito no estaba señalizado aún los perdí en una curva donde me fui por un túnel de paso subterráneo, después ya no adiviné los cruces correctos y volví por donde pude. En eso que me cruzo con otro grupo, son los MIR y me acoplo con ellos porque tampoco tienen ganas de parar, damos otra vuelta pero esta vez en sentido contrario volviendo a encontrar a los Toys que también se acoplan. Ahora sí paramos para ponerse de acuerdo en el sentido correcto de la carrera y agrupados nos dirigimos a la zona de meta donde también han llegado los Bous a los que casi no me da tiempo a saludar a todos antes de que empiecen ellos su entrenamiento, vale, me voy, y vuelvo a Palma sin parar con tiempo más que de sobra, es lo que tiene el ir a rueda.

Este domingo sin embargo, el día de la carrera, no he salido, cosas de los horarios, pero ayer sí, y lo estaba esperando con ganas porque lo tenía planeado desde el mismo sábado casi, había que terminar los deberes en el puig de Son Seguí después de todo lo que dejé a medias. Me había planteado modificar una ruta que salía de Palma y cambiarle el punto de inicio para poder añadir más itinerarios de la zona casi convencido de poder conformar una ruta que incluya lo más interesante pero con lo que hice no me salía del todo redonda, necesitaría otro pase por lo menos para pulir esos detalles, ese era mi plan del sábado.

Plan que no hizo que me levantara más temprano por otra parte, me lo tomé con verdadera calma, solo decir que tocaban las diez en punto cuando me montaba en la bici. No me preocupaba en absoluto ya que tenía puesta la directa para llegar a ses Olleríes, después ya vería. Como una seda la primera parte si exceptuamos la salvedad de tener que lidiar con unos kilómetros de asfalto, me chirrían en la traza pero por ahora son incuestionables.

Directo al camí de Son Tano sin tardanza y al dar la curva la tengo delante, esa cuesta no se puede olvidar aunque solamente la haya hecho bajando, y ahora que la he hecho subiendo, menos todavía. Paso el último chalé y sigo por una pista rota y abandonada hasta una especie de rotonda donde termina y hay que continuar por un senderillo hasta enlazar con una pista en lo alto ya junto a las primeras casas. Aquí empezaba la diversión porque tocaba bajar por un camino inédito para mí y del que tenía solo vagas referencias y ninguna segura por ello he continuado bajando sin ver nada claro y he dado la vuelta pasando frente a una casa de la que sale un señor mayor con bastón y me paro a hablar con él, da gusto encontrarse gente así, algunos quedan.

Tras la charla continúo subiendo hasta llegar a coincidir con la subida anterior y he recordado que había pasado por un cruce que he ido a buscar encontrando un camino que bajaba hasta una casa restaurada en medio del bosque desde donde continuaba el descenso de manera clara y por ahí me he tirado. Sendero sin pasos técnicos pero con una buena pendiente y tramos de roca húmeda donde no me he parado, yo creo porque no podía porque iba más de lado que de frente y aún así he logrado llegar abajo sin poner pie. Tocaba reflexionar, sé donde estoy pero no estoy donde debería ¿habrá acaso más de una bajada? Y la respuesta no está en el viento, amigo mío, está arriba y para eso tenemos el camino que sube, tomémoslo pues. Pese a la barrera cerrada tiene un pequeño paso lateral para senderistas y por ahí me cuelo. La subida es tranquila sin mucha pendiente y así va pasando mientras voy dejando de lado algunos cruces y tomando siempre el ramal de mayor pendiente hasta otro cruce donde giro a la derecha para ir a buscar la explanada de la torre. Voy dando giros encontrándome con numerosas casas, unas más opulentas que otras pero la mayoría bien cuidadas así como los terrenos mismos y no tardo en llegar a la cima, la llana cima sin vista alguna.

Aparecen ante mí la torre de vigilancia forestal (cerrada) y el vértice geodésico a su lado y me doy un garbeo hasta abajo hasta encontrarme la pared, la famosa pared reparada y enrejillada de cabo a rabo excepto en el hueco que han abierto algunos desaprensivos para pasar al otro lado ya que no hay camino marcado. Yo vuelvo atrás por donde he venido hasta el cruce y vuelvo a recorrer el camino anterior pero ahora con más tranquilidad buscando esa nueva bajada. Llego a la casa escondida donde paro a comer algo y es cuando vislumbro el recorrido semi escondido entre la vegetación. Bien!!! pero es solo la primera reacción porque la cosa no se aclara, más bien lo contrario y acabo por volver a la primera bajada quedándome la jabonosa parte final por delante que no ha sido más fácil por hacerla por segunda vez.

Ahora sí que voy a introducir la variante nueva, voy a ir a ses Coves (alguna veo) y rodearlas por la carretera para subir al puig de Santa Eugènia por la parte ciclable, sí ciclable pero muy jodida de superar de una tacada. Descanso en los pies del monumento con unos senderistas parlanchines, tras inmortalizar el lugar y sus vistas me largo con viento fresco por el portell estret para volver al camino de abajo.

Como ya he hecho la primera subida probaré ahora la segunda, también tiene barrera y está cerrada porque es el acceso a una propiedad privada pero con un relativo fácil paso y tras superar la rejilla inicial emprendo el ascenso hasta la casa del final, una casa vacacional en pleno bosque, pero lo que a mí me interesa es la bajada para completar el bucle, es la que hice la semana pasada y en un plis plas estoy abajo otra vez. Toca continuar ahora por el comellar des Betzers para la última subida, esta teóricamente tendría que llevarme hasta la ermita de la Pau o de Son Seguí, pero como puedo suponer de antemano que no voy a poder llegar no paso de la barrera de una casa para meterme en el desvío de la última bajada no sin antes ir a comprobar cómo está el panorama unas marjades más abajo a continuación del pozo y parece que no hay tema, la cosa está bastante salvaje por allí así que doy media vuelta y hago la bajada con cierta precaución sobre todo al atravesar placas de piedra ya que la humedad no se ha ido y hasta alguna gota me caía cuando he estado en la torre.

No tardo en llegar abajo y enganchar con el camino que se dirige a la carretera por ses Rotes, después ya es solo rodar hacia Santa María pero esta vez por el camí de Passatemps de entrada y por el de Coscois de salida hacia Marratxinet para ir a buscar el cruce de sa Cabaneta que está cortando la policía local con unas vallas pero que me dejan pasar, por la Fira de Tardor me comentaron, así que pude llegar directo sin impedimentos a mi punto de inicio completando una vuelta que me dejó muy, pero que muy buen sabor de boca pensando que podría elevarse a categoría de ruta con todas las consecuencias, bueno, dejemos que el tiempo y con las ideas menos apasionadas repose los componentes y decidamos. Tendremos noticias pronto.


Fumigando

Hace unas fechas volví a Puntiró para dirimir algunos aspectos de una ruta que en caso de confirmarse podrían dar al traste a la misma, y de hecho se confirmaron, con lo que me quedé sin objetivo ya que de por sí no es una ruta con muchas sorpresas aunque para mí no era ese el leitmotiv sino más bien como llegar hasta allí pero también entiendo que para muchos eso no sea importante.

Tenía pues que buscar algunas alternativas conjugando tiempos y distancias ya que sin la guinda ya salían más de cincuenta kilómetros y lo que pensaba investigar estaba aún más lejos, con esas premisas decidí empezar desde sa Cabaneta, junto a la iglesia de Sant Marçal, y desde ahí partir a buscar el camí de sa Cimentera que atraviesa todo el valle que tenemos a nuestros pies en sentido longitudinal. No tardamos en volver a la civilización y pisar de nuevo asfalto, este camino que vamos siguiendo por las barriadas exteriores enlazará con el camí del Jardí d'en Ferrer ya en el pueblo pero lo que por ahora nos interesa es el ramal que sube hasta las casas situadas en lo alto de las lomas y desde ahí mismo cruzar el campo sembrado y meternos en el pinar que tenemos enfrente ya que toda su vertiente norte está cruzada por senderos artificiales que los bikeros han hecho suyos a modo de dh.

No tengo problema para acceder a esos senderos aunque la última vez que fui no fuera ayer, ni en su recorrido y salgo al camino cerca del ramal que me llevará a la carretera y desde allí tomo el camino directo a Puntiró y aunque ya bajé por allí hace poco me apetecía en esta ocasión subirlo aún a sabiendas de que no existen enlaces ciclables a nuestro gusto. Guapa subida que continua después como sendero hasta llegar a la avenida principal de la urbanización. Entonces me pregunto si no habrá alguna otra posibilidad de entrar en Son Seguí por un sitio distinto del que yo conozco, y me dispongo a averiguarlo aunque sea bajando otra vez hasta el camino y allí veo algo interesante al otro lado de la pared, la verdad es que subiendo es casi imposible fijarse pero estando parado es otra cosa. Salto la pared y empiezo a rodar por la pista que tenemos a ese costado, lo hago hacia abajo y solo por curiosidad yendo a dar otra pista muy cuidada que viene del camino por donde he subido y que presupongo que irá a alguna casa de la zona. Vuelvo sobre mis rodadas y sigo adelante, rodeando la parcela cerca de los límites y así puedo comprobar como todo el perímetro está debidamente vallado, queda claro que no entraré por ningún lado, si no me había quedado cien por cien claro la otra vez ahora ya sí.

Sigo el camino hasta el final que no es otra que las casas de la parcela a las que llego por la parte de atrás y sin esperar conversación vuelvo sobre mis pasos para volver a traspasar la pared y regresar a la avenida de la urbanización otra vez. Me paro ante la barrera de lo que era la entrada de Son Seguí y puedo constatar que el agujero que habían hecho al levantar la rejilla es aún más grande. Oigo voces en esa dirección y espero por si aparece alguien desde allí pero no es más que una pareja de yayos que vete a saber qué buscaban, de hecho no espero ni que lleguen para irme con viento fresco.

Voy a bajar hasta la carretera vieja de Sineu para acercarme hasta ses Olleries y buscar un camino que teóricamente sube desde allí hasta arriba porque lo que se dice acordarme, pues que casi ni me acuerdo, de retazos sueltos sí, del fumigado, del camí de can Parrisco, del dh, de la torre de vigilancia, de la siesta, de la leche que me pegué bajando, de eso sí, pero me faltaba lo más importante, por donde.

Fui primero a ver un camino que seguro no era pero quise ir (y efectivamente no era), después comí algo a la sombra junto a las hambrientas gallinas y luego enfilé hacia arriba por donde pensé tenía más posibilidades y creía que podía estar en el buen camino cuando vi el viejo camino que continuaba aún más allá después de pasar por los depósitos de agua. Se trataba de una vieja pista cementada que subía decidida hacia las alturas pero que no era más que el acceso a una casa desvencijada llena de porquería y abandonada a su triste suerte, y aunque el camino acababa allí un sendero continuaba por el interior del bosque, creí entender que ya bajaría pero de hecho en algunos tramos hasta va cuesta arriba. No tardé en aparecer delante de una casa donde había dos bikeros que se disponían a recorrerlo en sentido contrario, seguramente vecinos del barrio.

Estoy en el Rafal, en el camí del comellar del Rafal para ser más exactos y no he hecho casi nada y ahora, a base de recuerdos borrosos, debo ser capaz de encontrar al menos dos subidas que me suban hasta la torre de vigilancia, las he visto sobre los mapas y ahora debo ser capaz de encontrarlas y para ello voy siguiendo el camino hasta el cruce y un poco después veo una subida de tierra por la que me decido a ascender, no es complicada pero la pendiente y la humedad no me dejan subir montado más que un par de minutos, el resto andando. Se trata de un sendero modificado tipo dh aunque bastante facilón y con algunos saltos medio derrumbados como máxima dificultad, el resto alguna curva peraltada usando algunos troncos o piedras y poco más.

Al llegar arriba veo que estoy al lado de una pista cementada y sigo hacia arriba llegando muy rápidamente a una barrera abierta junto a una casa donde no quiero entrar para no molestar a los propietarios que ni veo ni oigo y me dispongo a bajar por donde he subido lo cual no me lleva más de dos minutos el llegar abajo otra vez pero en lugar de volver atrás para ver el inicio de esa pista sigo adelante y veo otra con una barrera abierta y esta vez sí subo por ella aunque no llego a vislumbrar su final ya que me desvío por un sendero donde pronto empieza el descenso pero esta vez con menos inclinación aunque puede hacerse bastante rápido y que me deja en un campo arado que rodeo por un lateral hasta enlazar con un camino por el que salgo de la finca y enlazo con otro asfaltado que me lleva a la carretera de Santa Eugenia.

El ciclo se ha completado y emprendo la vuelta por asfalto yendo a dar un rodeo por Santa María pueblo para volver a enlazar con el camí del Jardí d'en Ferrer para volver a Pòrtol callejeando por la población. Por si no tuviera suficiente y sin saber la hora que era cuando llegué junto al polideportivo volví atrás para meterme en la urbanización de Son Caulelles, no me sonaba que hubiera estado por allí, y lo que quería ver es si podría enlazar con Sa Cabaneta campo a través. No pude, la calle principal es una sucesión de toboganes que no lleva a ningún sitio aunque después comprobé que he estado varias veces muy cerca de ese lugar sin saberlo pero de imposible combinación, no me quedó otra que volver atrás sin encontrar oportunidad por la garriga por lo que regresé por asfalto al punto de inicio.

De todo esto no puede inferirse que haya sido un fracaso, ni mucho menos!, el sábado que viene seguirán las pesquisas para tratar de conformar algo que se parezca a una ruta en condiciones aunque no descarto que sea preciso una tercera pasada para dejarlo todo bien perfilado, en esas estamos.


Ciclocross

Palabro que se oye poco por aquí, básicamente diremos (copiado de la wikipedia) que “es una disciplina ciclista, nacida a principios del siglo XX, que consiste en realizar un determinado número de vueltas a un circuito con tramos de asfalto, caminos, prados y terrenos enfangados y con una serie de obstáculos (naturales o artificiales) que deban obligar al corredor a bajarse de la bicicleta para sortearlos” y que viene al pelo para definir lo que sucedió en la ruta del sábado, ruta que no tenía programada de antemano pero como estoy en pleno proceso de revisión de las mismas no me iban a faltar excusas para irme a un lado o a otro. No me hizo falta pensar mucho ya que me propusieron salir por la Vileta, como que me lo vas a pedir dos veces y aún así estuve tentado de decir que no y ahora explicaré porqué.

No es que me faltaran ganas ni que no me sintiera preparado para tal cometido, no, simplemente es que he cambiado la cadena y el plato la semana pasada y no había probado el montaje nuevo ¿qué podía pasar? pues que no estuviera todo perfectamente compenetrado y tuviera problemas dando por finalizada la ruta antes de tiempo dejando a los compañeros con las ganas (de pegarme dos collejas bien dadas). Así y todo quedamos a una hora cuca, sobre las nueve, y acertamos porque paró de llover solamente unos minutos antes, de todas maneras solamente éramos tres para ponernos de acuerdo así que la conversación hubiera sido corta en caso de tener que anularla pero no hizo falta.

Constatar que me puse dos camisetas y en la cuesta del cementerio ya sudaba y no era porque le hubiera apretado las bielas a la bici, el sopor era muy perceptible después de la tormenta y antes de empezar a rodar me despojé de una de ellas. Había otro bikero por allí que se ha unido al grupo, por Tito bou se le conoce, de trío hemos pasado a cuarteto, no se puede hablar de éxito masivo de convocatoria pero para lo que íbamos a hacer iba a ser perfecto.

La primera parte será acercarnos a la cantera de Establiments para atravesarla y subir directos a la montaña por el interior aprovechando sus limpias rampas y, sorpresa!, encontramos las barreras abiertas y con bastantes operarios trabajando en la maquinaria en el fondo del agujero, lejos de nuestro camino. Ya solo empezar ví que no iba a disfrutar de la salida, me fallaban los piñones grandes con el plato pequeño en cuanto la pendiente tiraba un poco hacia arriba y así no podía ir a ningún lado montado, y no me quedaba nada para llegar arriba pero a lo hecho pecho y subí empujando la cuesta que no es corta, y esa fue la tónica hasta alcanzar la cumbre, algún trozo rodando y en cuanto empezaba a saltar la cadena a empujar, tal cual estuviera en una carrera de ciclocross donde tampoco faltó la lluvia y el barro para acabar de adornarlo todo. Me lo tomé con filosofía y mi estado de ánimo no llegó al cabreo ni mucho menos, un poco decepcionado por los resultados pero dispuesto a acabar lo que me había propuesto y no defraudar a los compañeros, aunque en este deporte siempre está presente la posibilidad de un fallo humano o mecánico que te frustre una salida, es algo asumido.

Recorrimos un sendero por la loma hasta llegar a la divisoria que hay que cruzar para elegir entre derecha e izquierda y en este caso es derecha porque la izquierda la dejamos para el segundo pase por el mismo lugar. Me sucede lo mismo cada vez que voy, no veo el desvío a la primera y tengo que parar a Fibras y Tomeu que se han ido por el sitio equivocado mientras yo busco ese ramal por donde no es y lo único que hago es dar un rodeo completo para volver al mismo sitio y comprobar que me he desviado antes de tiempo pero una vez enfilados correctamente la propia orografía y algunos hitos te conducen al inicio del torrente sin remisión.

Ese torrente es salvaje y muy poco pisoteado y menos circulado, la lluvia anterior lo ha dejado muy resbaladizo pero en general es bastante seguro y divertido aunque más en seco que en mojado. Para acabar de rematar la faena se pone a llover y algunos sacan alguna prenda de protección pero estamos casi abajo y como tampoco dura mucho se la vuelven a quitar a los pocos minutos y más sabiendo que lo que viene ahora es una subida muy técnica y casi posible de realizar montado, la subida por el coche quemado que hago hasta donde me deja la bici que es más o menos la mitad, después ya cualquier excusa vale.

Una vez arriba en el pilón toca volver a bajar por otro itinerario desconocido, es un camino de carro semiescondido al que hay que acceder por un sendero sube-baja y que una vez situado en la bajada te das cuenta de que es muy corta ya que no baja hasta la carretera sino hasta una pista y además bastante arriba pero a nosotros no nos viene mal porque lo que quiero es volver a subir al cortafuegos y por un terreno que es prácticamente ciclable casi en su totalidad (para los que pueden, claro). Una vez arriba se despide Tito que prefiere bajar por la pista en lugar del sendero hacia el pilón que es hacia donde nos dirigimos otra vez, ahora desde la parte alta. Tenía curiosidad por meterme otra vez en la mina (pese a la peste que destila) pero cuando me informan de lo que me voy a encontrar prefiero dejarlo pasar y nos vamos directos abajo. Como no podía ser de otro modo nada más llegar volvemos a subir por el rampón y otro rampón más hasta volver al sendero de arriba para regresar a la pared divisoria y enfilar hacia la izquierda, primero cumbreando y después, cual tobogán acuático, hacia abajo directamente, muy directamente. Son dos tramos muy parecidos, técnicos y revirados, donde no ha lugar a la duda, o te tiras o te cag..., porque en medio y sin control tienes todas las de perder, huelga decir cómo lo bajé, en cambio Tomeu y Fibras me esperaban muy sonrientes abajo.

Tirada recta hasta el cementerio y la cosa no dio más de sí, quizás si hubiera ido solo me hubiera aventurado a hacer algún bucle más pero tal como estaba Tomeu, aún renqueante por un golpetazo en el costillar y viendo también el estado de su rueda trasera nos hizo tomar el camino de vuelta rápidamente para limpiar las bicis a manguerazo limpio y tomar un trago en un bar cercano algo más adecentados y con el objetivo cumplido, a trompicones eso sí, que no era otro que el de poder disfrutar de esos caminos aunque fuera bajo la lluvia y cubiertos de barro, todo lo contrario que si hubiésemos salido hoy, vaya cambios de tiempo, la leche.


Ruta 53 revisitada

La revisión de las trazas puede llevarme a cualquier conclusión, alguna será dolorosa en forma de tener que dar la ruta por imposible, por causa mayor preferiblemente, es decir, una prohibición o cierre del camino, aunque, como en todo, hay grados. Ilustremos el razonamiento con algunos ejemplos y vamos entrando en materia.

Caso 1, prohibiciones venidas a cuento de la aprobación del PERPS (Pla Especial d'Ordenació i Protecció de la Ruta de Pedra en Sec) del GR221, uno de los últimos coletazos de la anterior legislatura, el cual mejoraba sustancialmente planes anteriores pero que dejaba como impracticables una serie de tramos que impedían una continuidad al recorrido. Sobre el papel, porque no hemos tenido noticias de que se haya constatado impedimento alguno para recorrerlos. El Pas Vermell o los Cingles de Son Rullán son dos de los casos mentados.

Caso 2, prohibiciones, que no cierres, de caminos usados desde tiempos inmemoriales y que ahora están bajo la guarda y custodia de alguna organización privada. Solo hemos sabido de algunos que han pasado alegando desconocim¡ento mientras la gran mayoría ha decidido simplemente ignorarlos. El Pla del Pouet de Valldemossa entra en esta categoría.

Caso 3, cierre y prohibición. Tal es el caso de ciertas fincas que se dedican al negocio cinegético en su apartado de caza mayor. La finca del Teix se engloba en este apartado, también la Talaia de Alcúdia aunque en este caso, al ser un monte comunal, no rige la restricción de paso. Moncaire, Comassema y la Alquería d'Avall también se podrían acomodar a estos requisitos sin siquiera esgrimir la justificación de la caza como excusa, les basta el argumento del carácter privado de los caminos que cruzan sus propiedades.

Es decir, que pueden darse muchos casos, caminos públicos con prohibición vigente, no digamos de los privados aunque algunos de ellos pueden estar afectados por algún tipo de derecho de paso. Y luego hay una gran cantidad de ellos que son privados pero en los que se tolera el paso, suelen ser de mucho interés excursionista y ampliamente utilizados tanto por los caminantes como por los ciclistas.

Decía pues que no me puedo acomodar a dejar las rutas como se plantearon en un primer momento, el paso del tiempo y sus circunstancias obligan a estar pendientes de posibles cambios de todo tipo pero en cuanto a la Ruta 53 no fue ninguno de estos avatares mencionados lo que me arrastraba a introducir algún cambio, era más un cambio estético que otra cosa. Actualmente tiene la salida desde Palma y me parecía que eso podría alargar el horario innecesariamente y quise comprobarlo saliendo desde un sitio más cercano, en este caso el área recreativa de Caubet y a eso me dediqué el sábado por la mañana.

Salida que empezó tardísimo, que es mucho más que tarde, pero al no tener quién me estirara ni empujara pues ya me iba bien. Tras hacer la aproximación por el hospital decidí no subir por Cocons para no repetir itinerario en fechas muy cercanas y lo hice por la pista principal y aunque empecé en solitario no muy lejos empecé a oir voces, al parecer se trataba de un numeroso grupo de bikeros de una localidad del norte de la isla que subían a ritmo pausado y pronto los dejé atrás. No tardé en divisar otros dos bikeros no muy lejos y cuando dí alcance a uno de ellos comprobé que era Juan Antonio, viejo compinche de rutas, con el que hice el resto de subida hasta la barrera del desvío. Allí estaba parado su compañero y paramos también, no tardando en llegar el grupo que también paró y al conocerse entre sí se formó una reunión que duró bastantes minutos pero cuál no fue mi sorpresa que cuando todo el mundo se preparó para salir todos lo hiciéramos por la pista, entonces ¿para qué hemos parado? Me lo estuve preguntando después largo rato.

Fuimos juntos hasta el área recreativa donde yo tomé un desvío y los volví a esperar en la pista que recorrimos hasta el cruce del camino que baja a Coanegra, ellos se fueron y yo me quedé hablando con un trío que también se disponía a bajar, me invitaron a ir con ellos pero me faltaban aún un par de subidas antes de tomar las de villadiego, recordar que el plan era recorrer lo más parecido posible el itinerario de la R53. Debía seguir pues hasta el depósito y dirigirme hacia el comellar de ses Covasses. La primera parte es en ligera bajada hasta el desvío hacia la Cabra donde le sigue una zona de trialera en subida muy interesante hasta el cruce, el resto hasta el empalme es fácil con la salvedad de la última rampa a la que le sigue una bajada rápida y divertida en forma de singletrack o sendero en español.

Hasta ahí abajo construyeron una pista, cosa que facilita enormemente la tarea de volver a subir hasta el depósito desde donde prosigo la ascensión hacia el Penyal pero a poco de pasar por la zona hormigonada tomo un desvío que me tiene que devolver al área recreativa, bonita bajada que se hace muy corta. Ahora mi intención es ir a buscar la salida de la Comuna directamente, sin pasar por la Coma de s'Aigo, tramo que en la ruta final sí estará, y me dirijo hacia el punto de inicio del itinerario (bien o mal llamado) del caballo muerto que parece que más fácil de recordar que coma d'en Buscante.

No hay tiempo que perder y en pocos minutos estoy en la barrera de salida y en algunos más en la siguiente, a partir de aquí camino ancho con algunos tramos de pendiente insana, pero no es eso lo que me para sino la curiosidad por la casa semiempotrada debajo las peñas a la que me acerco cámara en mano y que usé para captar varias instantáneas del interior. La visita no vale la pena, es más, podría ser hasta contraproducente sanitariamente hablando.

Nada me retenía ya hasta el desvío del camino que suelo tomar para volver a Bunyola pasando por la urbanización y saliendo por la cantera aún a sabiendas de que el acceso estará cerrado pero comprobando que la salida será una tarea bastante sencilla. Ahora debo recorrer algo de asfalto sin remisión hasta un cruce de una zona urbanizada donde quiero ir a mirar una posible conexión con el polígono de ses Veles la cual resulta impracticable. Al llegar a casa lo repasé sobre los mapas y parece claro por lo que las dudas no disminuyeron lo que hizo que volviera el domingo casi solo para solventar ese punto, se disiparon las dudas pero no conseguí realizar el enlace cosa que me hubiera gustado aunque solamente fuera para quitar un kilómetro de asfalto.

Y de estas salidas ya se puede decir que la ruta ha quedado bastante perfilada, de las cortitas si hablamos de distancia pero que se pueden alargar en el tiempo debido a las subidas si el estado físico de los participantes es muy dispar. Quizás hagamos un estreno en condiciones un día de estos.


La tachuela

El título tenía que ser otro esta semana, una de esas semanas en las que no ha habido salida en sábado cuando es lo habitual con la excusa de ser “un día especial”. Entonces se ha programado una ruta un poco más larga (sin llegar a los extremos de una sabatina, pero) para el domingo y como alguno se pronunció a favor de esa posibilidad, quedamos en vernos. Lo preferí porque hacía tiempo que habíamos comentado la posibilidad de hacer unas bajadas conjuntas por na Burguesa y la cosa quedó ahí en vía muerta.

El título de la crónica hubiera sido entonces algo así como “los abuelos salen de excursión” o parecido, pero digo “hubiera” porque a última hora se ha descolgado el compañero y no tenía plan B preparado, he tenido que improvisar y rápido, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y yo estaba cerca del conservatorio he decidido tirar hacia Palmanyola y algo más allá. Como no quería compartir mi espacio con los vehículos motorizados he aprovechado el carril bici-peatonal de la carretera de Valldemossa para acercarme hasta Son Ripoll e ir a empalmar desde allí el camí de Passatemps, magnífica salida de la ciudad.

Lo que pasa es que cuando llegas a Son Termens quedas huérfano de posibilidades dignas de una bicicleta de montaña para enlazar con Raixa y hay que tirar de asfalto para realizar ese trayecto, lo mejor es que desde allí tenemos un buen tramo de mtb por delante aunque con varios segmentos claramente diferenciados, el primero es un ancho camino de carro preparado para la circulación de vehículos hasta que llegamos a un cruce y abriendo una barrerita entramos en el tramo peor conservado en su conjunto pero perfectamente circulable que por contra es el más divertido para nosotros. El tercer tramo está más urbanizado y está asfaltado en su parte final hasta confluir en la carretera junto a la nueva rotonda de Can Penasso y casualmente es donde te pones más perdido si ha llovido porque se forman siempre unos charcos que pa qué, como era el caso.

Había estado tomando unas fotos de los casones que me había ido encontrando por el camino y al no tener una buena perspectiva desde la carretera de s'Alquería d'Avall entré por el camino de acceso para tomar una instantánea con mejores vistas y me salió al encuentro el propietario señalándome la puerta de salida, pese a ello intenté, con algo de humor por mi parte, convencerle de que me dejara pasar pero el hombre ya no está para muchos chistes y aunque la conversación siempre se mantuvo dentro de los límites razonables de la normalidad tampoco me dejó hacer ni siquiera una foto, está escalivat.

A partir de ahí seguí mi camino que no fue otro que meter algo de desnivel y dureza a la salida subiendo hasta lo alto del coll de Sóller compartiendo el recorrido con multitud de coches de alquiler a estas alturas y algunas bicis, poquitas. La vuelta no iba a ser directa ni mucho menos, me acerqué a Bunyola pueblo y rodeé la iglesia para salir por el camí de Caubet hacia el polideportivo y continuar hacia el hospital por el camino establecido para entrar en la urbanización de sa Coma y enlazar con la salida de la parte de la carretera habiendo rodeado el área recreativa. Se cruza la zona urbanizada de enfrente y se entra ya directamente en el Rafalot, ahora de forma un poco más complicada ya que se empeñan en tenerlo cerrado aunque otros se empeñan en lo contrario y revientan la barrera por su parte más débil, cosa que aprovecho sin dudar ya que nunca he tenido problemas de paso en esa zona.

Voy a hacer la vuelta larga saliendo por el camino de acceso principal y metiéndome en un camino lateral justo pasar la rejilla para llegar a la barrera de salida junto al torrente que permanece cerrada aunque eso no supone ningún problema para vadearlo. Entro en la otra finca y ya desde el principio noto que algo no cuadra, el pasar junto al colmenar (lo que queda de él) me lo confirma pero lo achaco a que voy en sentido contrario al que suelo pasar casi siempre y al tiempo transcurrido desde el último pase pero es que más adelante no se me ocurre más que vadear otra vez el torrente y volver al punto de inicio, justo al otro lado de la barrera, tontería de las grandes pero que me permite ver el campo de entrenamiento que han montado allí, tal vez un paint ball, o como se diga.

Vuelvo por donde ya había pasado con la salvedad que me dirijo ahora hacia las casas girando hacia un extremo en lugar de ir bordeando el torrente, si había alguien por allí ni me hizo caso, ya solo me quedaba salir por la otra barrera junto a la carretera y circular por el sendero equino hasta la rotonda a la que no queda más remedio que entrar tras las obras. Dudaba entre volver por el camí de sa Fita o directo a s'Indiotería, y elegí el primero, opción correcta ya que dio pie a un agradable encuentro a mitad de camino.

Esta ruta, aunque no prevista de inicio, ya la tenía en mente porque quería comprobar algunos aspectos de la misma porque la tengo englobada en otra mucho más exigente por la Comuna de Bunyola y querer hacerla completa seguramente le quite mucha diversión por lo que he pensado en recortarla y dividirla en dos; la segunda de ellas la recorreré en breve y tiene todos los visos de convencerme, seguramente invite a algunos a recorrerla para tener una opinión más amplia y diversa del asunto.

Territorio tubeless

Tras un repaso concienzudo de las trazas de mis rutas y su correspondiente actualización en Cicloide han quedado unas cuantas a la espera por diferentes motivos, algunos de muy fuerza mayor, irrealizables a día de hoy, otros un poco menos drásticos pero que a mi parecer requieren de al menos una visita. Una de ellas es la ruta 55 Puntiró y mira que me fastidia porque logré enlazar calles, caminos e itinerarios varios hasta llegar al punto de destino y ahora está cerrado, las últimas rutas relativamente recientes que utilizan la misma entrada comentaban ya los problemas de acceso y sin embargo accedían por otra diferente, todo eso había que comprobarlo in situ y quise hacerlo este sábado cuando aún estoy con la bici renqueante dado que la ruta en sí no nos pide mucho.

Creía que me levantaría más temprano pero al final salí bastante tarde y la aproximación me llevó unas cuantas horas a paso lento. En principio no preveía ningún problema en esa fase ya que se trata de calles y caminos que discurren por zonas habitadas hasta la carretera de la Comuna, junto a la subestación. La barrera sigue abierta dando paso a unos terrenos que creo recordar que son de la empresa con un bonito camino de carro ascendente hasta el centro de la parcela donde se encontraba la vivienda del payés, ahora reducida a escombros, a partir de este punto el camino solo nos lleva hasta una torre de alta tensión sin continuidad por lo que nos vemos obligados a rodar de oídas, es decir, o miras la pantalla o el mapa o tiras recto. Vayas por donde vayas vas a topar con una pared divisoria pero es mucho mejor ir a buscar la pared norte que no la este ya que se rueda mejor junto a la primera, no hay camino en ningún momento pero se puede rodar siempre si tienes la vista suficiente como para no quedarte bloqueado por las ramas. Si llegamos a la pared equivocada tampoco pasa nada ya que es la que hay que saltar buscando un punto adecuado pero siempre lo más cercano posible a la otra pared.

Una vez al otro lado circulamos ya más fácilmente junto a la pared norte hasta encontrar la siguiente pero esta vez sin rejilla y con un paso muy fácil y al otro lado disponemos ya de unas rodadas que nos facilitan mucho el transitar. Hasta aquí hemos dicho que no había camino y suerte tendremos los que vamos con cámara de no haber pinchado, hay que estar tanto o más atento a lo que hay en suelo como a lo que tenemos delante.

Al final de la pared encontramos un camino de carro definido porque ya hemos llegado a zonas habitadas y vamos dando un rodeo para encontrar el enlace con el camí de Sant Jordi al que vemos desde bastante arriba. La unión entre ambos es un sendero público pero con la desagradable sorpresa de que han vallado la parcela junto a la acera y no se puede saltar y voy buscando una alternativa, parece que han camuflado una entrada que puedo entreabrir aflojando los alambres y consigo pasar encontrándome abajo que estoy en la misma tesitura, aún un poco peor porque han construído una pared y han removido parte del trazado, pero sin romper nada y dejándolo como estaba consigo salir.

Que el camino hasta la carretera vella de Sineu está asfaltado ya lo sabía, le quita gracia al asunto pero supongo que todos los vecinos lo agradecen. Cojo el desvío adecuado y veo enseguida la barrera que da acceso a la finca donde quiero entrar pero esta vez debo saltarla ya que la tienen bloqueada con piedras pero como no hay rejilla es fácil, igual que la continuación donde no me fui por peteneras aunque no siempre ha sido así, me he perdido unas cuantas veces por allí. Sigo el sendero ovejuno hasta la pared y cambio de dirección al llegar para traspasar otra y aquí es donde se pueden producir las indecisiones, yo tiré hacia la salida por el camino ancho que cruza otra pared y se dirige hacia las casas que parecen abandonadas, al menos toda la parte de establos y rediles así lo indica. Volví sobre mis pasos para ir a cruzar el torrente casi enseguida y salir de la zona llana porque lo que menos me gustaba era estar metido en un vedado e ir levantando las perdices a mi paso aunque el silencio era absoluto.

Era en esa zona precisamente donde había tenido siempre problemas para cruzarla porque cada vez que iba lo hacía por un sitio diferente y sin grabar la traza a veces no tenía claro por donde había ido, de hecho salí por el botador pero no enlacé con la urbanización por el mismo sitio, me gustaba más la otra opción ya que te lleva por un bosque y yo salí directo. Aprovecho para parar y comer algo antes de emprender la subida, esa subida la recomiendo hacer en pleno verano y a mediodía para ir entrando en calor, qué momentos!, y el susto que me dió el perrillo que me vino por detrás, no se llevó una patada porque no podía soltar en ese momento pero se la jugó. Llego arriba sin más problemas y busco la entrada habitual encontrándome que ni siquiera puedo llegar allí porque se ha vallado el solar de la urbanización que se cruzaba antes y aún así voy a fisgar sin resultado alguno, la conclusión clara es que no quieren que entremos, pero no solo los bikeros, nadie.

Ante esta evidencia me largo de allí y busco una bajada de la que no me acuerdo del inicio, de ahí que no lo encontrara a la primera pero al final cayó. Abajo fui a comprobar el grado de cierre de la finca y como sospechaba es total, muros reparados, rejilla nueva y barreras cerradas a cal y canto para disuadir a posibles intrusos, me queda claro que no seré bien recibido en la propiedad, habrá que buscar alguna alternativa si quiero que esta ruta sobreviva, por ahora la mantendré con los correspondientes avisos.

A la vuelta fui a dar un pequeño rodeo por Marratxinet y el centro comercial para tomar el camino paralelo a la autopista y me llevé una gran decepción, está convertido en un auténtico estercolero, que pena, como no está vallado hay paso libre para la descarga y al ser una propiedad particular presumo que lo veremos así por muchos años, es triste pero es así.


Al revés

El parte meteorológico parecía dar una tregua en cuanto a precipitaciones se refiere aunque no fue por eso que estuve ganduleando el sábado en la cama a la hora de levantarme, tampoco tenía nada especial preparado en la recámara, una de aquellas rutas que te tienen absorbido días antes incluso de la salida esperando poder recorrer esos nuevos senderos que te faltan para completar el inventario, pues no, no era uno de estos días. De esta guisa, pues, me lo tomé con calma y decidí durante el desayuno tirar hacia Bunyola acortando un poco el inicio y empezando a rodar desde Caubet no desde Palma y aunque está siempre abierto preferí empezar desde la urbanización para mi tranquilidad.

Hay un pequeño paseo peatonal camuflado en el pinar en la parte más cercana a las vías que te acerca hasta el apeadero para empalmar después con la subida del hospital y cruzar por el bosque hasta el camino que te lleva al polideportivo de Bunyola y justo ahí es donde cambié la estrategia, nada de pistas insulsas y mareantes, subamos por Cocons, por donde se doblan las bielas. Dicho y hecho, tiro hacia abajo y me desvío por la carreterita (no llega a tanto) empezando a subir tranquilamente hasta Ca na Moragues donde se acaba lo liso y empieza lo divertido. Esa subida hay que tomársela por etapas, de barrera a barrera y aprovechando las paradas para abrir y cerrar para recuperar discretamente. El único paso complicado de verdad es la zona más estrecha donde se empina de lo lindo y con un piso de lo más pedregoso pero que se puede superar a base de potencia, ahí caminé pero el resto lo pude rodar y llegué a la última barrera sin pasar muchos apuros y más si en una parada estuve un poco más de tiempo quieto ya que todos los que me encontré pasaron por allí en ese momento, unos de ellos eran los sectarios que ya regresaban y departí un rato con Mapes aprovechando que él también estaba parado.

Puede que no en tiempo pero se me hizo corta la subida y además la tuve para mí solo y la pude disfrutar pedalada a pedalada, solo ví a dos más en las mesas pero ahí no paré y proseguí por la pista en dirección al Planitjar, ellos vinieron detrás pero nos separamos en el primer cruce, yo continué hacia el depósito aunque antes me distraje un poco comprobando una pista vieja que se encarama hacia arriba aunque la maraña vegetal pronto te lo pone claro, no pasarás y menos con una bici, y es verdad y volví a la pista principal sin conseguir nada. Encontré a otro bikero en el depósito pero nuestros destinos no coincidían, el mío estaba más arriba, en dirección al Penyal, pero no ninguneemos el tránsito hasta allí ya que lo primero que te encuentras es una pared de hormigón y si no lo llevas todo metido no es ninguna tontería, después se soporta mejor aunque no sé porqué los peores recuerdos de siempre que tengo de ese itinerario es la curva de la cabra cuando realmente no tiene casi inclinación, cosas de las neuronas, envejecen.

Sigo hasta el cruce del Penyal y ahí me planteo un paréntesis, quiero subir a la cima, sé que he ido pero debía ser antes de tener novia siquiera, esos recuerdos ya están borrados. Pero los vamos a regrabar con una nueva visita y parto hacia arriba donde el trayecto no es más que un simple sendero limpiado por el paso de cientos de senderistas que llega hasta la cima donde existe una plataforma de cemento y los restos de una antigua barandilla ya desaparecida con lo que todo queda ahora muy aéreo y el vacío a nuestros pies es impresionante y quiero aprovechar la estancia para dejarlo bien retratado, las cumbres y los densos bosques de pinares con un color espectacular que no podemos percibir cuando estamos circulando por el interior.

El siguiente paso es volver a la pista, sin problemas, y por ella llegar hasta el inicio del comellar d'en Cupí donde tenemos una corta zona de piedras que tengo atravesada y que una vez superada (es un decir porque la hice andando) me deja tan mal sabor de boca que vuelvo a subir por la pista en sentido contrario para volverlo a intentar. Este segundo paso me fue un poco mejor, al menos no me bajé de la bici y decidí mejorarlo en un tercer intento subiendo otra vez por la pista y bajar de nuevo pero quedó en eso, en un intento, pero vamos, no me puedo quejar.

Ahora sí puedo bajar directamente hasta el forn de calç sin continuar por el camí des Grau puesto que me dirijo hacia la pista pero no para seguir su trazado moderno sino por el antiguo lo que te lleva a tener que descabalgar en algunos puntos donde las intersecciones no son al mismo nivel aunque se gana en diversión y autenticidad. El resto de ruta es simplemente volver sobre tus propios pasos hacia el punto de inicio para completar una interesante salida a la que hemos volteado como a un calcetín para dejar al descubierto todos los recovecos y disfrutar de esos detalles que se nos escapan cuando tenemos que estar concentrados en otros menesteres.


Ruta tempranera

Ya estaba a punto de pergeñar una nueva ruta a mi aire cuando recibí una propuesta de un compañero de andanzas que hacía tiempo no se prodigaba en mis eventos, la proposición era ir a recorrer unos caminos por la zona de Alaró, y aunque no me acabé de aclarar muy bien con sus explicaciones sobre sus objetivos parecía claro que debíamos pasar por el pas de s'Estaló y volver por Coanegra, entre medias podíamos ir por donde quisiéramos, no era mal plan y me apunté.

Bueno, pues empezaríamos desde Santa María por aquello de ir calentando motores por asfalto y así, entre chismes y chascarrillos llegamos a Alaró en un visto y no visto. Jose no llevaba agua y no ha sido posible encontrar un súper abierto a esas horas porque aunque fuera completamente de día era bastante temprano, mucho más desde luego que cuando voy yo solo; finalmente ha encontrado lo que buscaba en un comercio de la plaza. Sin discutirlo mucho parecía que la subida de sa Bastida tenía todas las papeletas para llevarse el premio y hacia allá nos dirigimos, a mí particularmente me interesaba porque no recordaba haber hecho la continuación a Cas Secretari en subida, no es un ascenso muy largo pero sí tendido y con una pendiente bastante constante a todo lo largo del recorrido pero que afronté con decisión y pude acabar sin problemas.

En lo alto del Coll de s'Era ya tienes a la vista las casas de Cas Secretari y es donde termina el asfalto pero ni aún así se complica la cosa mucho más. Casi enfrente de la barrera de entrada de la casa hay que tomar un desvío lateral que te lleva hasta una barrera junto a la fuente y a partir de ahí empieza a subir fuerte hasta la explanada de las casas del Rafal donde se vislumbran varios vehículos, quizás tengamos problemas, más vale no levantar mucho la voz por si acaso. Efectivamente no vemos ni oímos a nadie y nos escabullimos por la trasera hacia la salida pero cuando monto me doy cuenta de que voy pinchado de atrás, habrá sido arrastrando por ahí abajo. No nos quedemos cerca, salgamos fuera y repararé, y nos vamos alejando unos metros hasta encontrar un sitio cómodo, en esto que suena mi teléfono y de repente mientras estoy hablando aparece el cazador con el que tuvimos una charla distendida y aproveché para enterarme de algunos aspectos relativos a la finca que me interesaban y se fue antes de acabar nosotros nuestra tarea sin ponernos pegas, tomo nota.

Salimos de la finca y rodamos por un sitio como pocos de la isla porque al menos te das cuenta de por donde pasas no como a continuación que empezamos a bajar y tienes que estar concentrado en donde metes la rueda sin poder deleitarte con las vistas. A medida que van pasando los metros me doy cuenta de que nos hemos despistado, hemos cogido el desvío de bajada sin saber cómo y ya no vamos a volver atrás y al llegar al cruce se lo comento y lo confirmamos sobre el mapa, no pasaremos por el pas de s'Estaló este día.

Falta poco para el otro cruce y para tomar ya el camino de vuelta por Coanegra, poco hay que preparar de la bici o el ciclista, solo aumentar la concentración y esperar que no pase nada. Disfrutamos de la parte inicial rápida y encontramos la primera pareja de senderistas justo en los escalones grandes iniciales donde no me quise pasar de listo, lo siento por el chaval que esperaba una demostración pero no. Pasamos la zona más complicada como buenamente podemos entre los aplausos de la chiquillería y de una tirada hasta abajo para enlazar con la pista por la que volvemos muy tranquilos, tan tranquilos que no podía dejar de pensar que me faltaba media ruta por lo menos, yo ya sabía que el horario sería a rajatabla por lo que no tenía nada que objetar, es la sensación la que comento, es aquello de que dices que te falta algo y no sabes qué, será por eso que el domingo por la mañana no me pude resistir a salir a dar unas pedaladas y fundir el mono.

Esta salida de acompañamiento forma parte de un plan de trabajo al que me han invitado a participar y que seguramente tendrá continuidad con otras rutas que pueden ser interesantes y extendidas a otros participantes si no surgen inconvenientes, se irá informando.


Rayos y truenos

Ha sido bastante fácil encontrar el título, más que la ruta en sí, diría yo, porque no tenía ni idea de dónde iría cuando salí por la puerta pero una meta estaba fijada, Lluc. ¿Porqué? No sé, me apetecía, y hacia allá me fui. Salí desde Selva cuando lo suyo es empezar en Inca, toparse con las cuestas de buenas a primeras no es muy recomendable para uno que no aplica métodos deportivos en sus salidas, por tanto el calentamiento debe formar parte de la ruta. Pero no era eso lo que más me preocupaba sino la mecánica, aún sabiendo que llevaba el cambio bien ajustado no me acababa de creer que todo fuera a funcionar correctamente y me planteé subir a Lluc por carretera por donde se puede dosificar mucho más y es que tampoco me apetecía rodar en plato pequeño toda la subida, así que me fui por asfalto.

Ya en la segunda curva tuve la confirmación de que la transmisión seguía yendo mal aunque me permitía subir a un ritmo cómodo. Aparte de los carreteros no me esperaba encontrar a nadie más pero me salió uno en Son Canta que venía por el camino y se puso por delante aunque subía a plato pequeño y le pasé y va el tío y se me engancha detrás sin darme ni pizca de conversación, le veía por el rabillo del ojo pero no decía ni mú. Cuando pasamos es Barracar me pasó bajando unos cuantos piñones, ni se despidió el pavo y al girar la Bretxa Nova ya lo ví que llegaba a la siguiente curva a lo lejos pero poco le duró la iniciativa porque le volví a pasar antes de llegar al puente y ya le perdí de vista, de hecho ese fue el tramo que hice más rápido en la subida, fue el único bikero que vi en toda la mañana.

Fui a tomar el sendero que baja hasta Son Amer y me pareció que la primera parte la han arreglado, no me acordaba de nada. Aproveché para turistear un poco en el refugio y bajé hasta Lluc para comer algo a la sombra, tenía que decidir además el próximo paso y pensé en subir hasta Binifaldó. Dicho y hecho, me encaminé hacia el campo de fútbol para hacer el primer tramo de la carretera vieja y cuando llegué a la barrera di las gracias de que estuviera abierta para no tener que saltar por el botador que desde lejos parece hecho para los de la NBA, poned más travesaños, copón!!!.

Es salir al asfalto y fijarme en un punto del margen opuesto, pero si parece que se pueda ir por allí, y efectivamente se puede ir, es más diría que se debe ir, hasta parece formar parte del itinerario original de ese recorrido y no me había fijado hasta ahora, se cumple una semana más que haga algún tramo nuevo, en ese momento mi nivel de satisfacción aumenta considerablemente y convengo en que solamente por ese tramo ya ha valido la pena subir hasta allí, alguno pensará que me conformo con poco y no le faltará razón.

Sigo por asfalto hasta Menut que tiene las barreras cerradas pero al poco de continuar veo un letrero nuevo por allí cerca que no me entretuve a leer porque ya estaba metido de lleno en el sendero. Es nuevo, tiene buena pinta y tira para arriba con bastantes posibilidades aunque yo iba con muchos miedos a la hora de tensar la cadena así que no quise probar en algunos sitios y pasé andando. Han trabajado por allí las brigadas, han recompuesto las barracas y las sitjas y han montado un mirador con buenas vistas, todo lo dejé inmortalizado mientras me preguntaba hasta dónde me llevaría el camino, pensaba en la ermita pero luego me dí cuenta de lo lejos que estaba y fue al desembocar en una pista que reconocí como la que baja a Menut cuando me situé, la que baja o la que sube a la mola, según se mire y hoy era esa mi dirección. La bici se portó en las rampas duras y pude llegar arriba sin problemas, fantástico camino de subida que te pierdes si vas siempre de bajada.

Llego arriba y pienso que bajar ahora por la ermita y volver al valle puede ser un sacrilegio en toda regla y no me hace falta mucho más para lanzarme por la pista de Alcanella. Muy buena bajada, divertida y sin contratiempos, al final se estrecha un poco más impidiendo el paso de vehículos motorizados dejando vía libre a los que vamos bikerizados. Al volver a empalmar con la pista al otro lado encontramos el 4x4 espanzurrado hasta quién sabe cuándo, paso por el costado y emprendo la bajada hasta el cruce del camino antiguo por el que me dirijo hacia el vallado, lo prefiero de todas todas, es mucho más divertido y prácticamente ciclable de principio a fin. Rodeo el campo otrora cultivado y hoy en día abandonado a su suerte, la finca tiene ahora interés cinegético, no agrícola, y empalmo con el camino del otro lado bajo el macizo de la Capella Blava, bravo guardián de estos parajes.

Recordaba este camino como muy perro, áspero y complicado hasta para ir andando pero parece que está muy pisado y hasta limpiado y diremos que se deja querer en algunos puntos si eres de los que no te importa acabar con el cuerpo arañado y andar subiendo y bajando de la bici continuamente. El tramo más largo que se puede montar es cuando nos acercamos al cruce de ses Figueroles, en realidad casi todo el camino transcurre por esa finca ya que hace ya tiempo que hemos cruzado el portillo con el letrero informativo de refugio de fauna. Tengo que parar allí, necesito recargar y vaciar a la vez y me entretengo en sacar algunas fotos de la zona buscando las casas de ses Figueroles sin llegar a verlas, lo que sí se veían eran los rayos a lo lejos con sus buenos truenos asociados, y pasó lo que se venía anunciando, se pone a llover, no fue gran cosa pero lo suficiente para bañar la roca y dejarla patinadora, patinadora, me di cuenta al subir hasta el paso donde cambiamos de vertiente habiendo dejado ya el torrente muchos metros más abajo, ahí es donde se ve lo que tenemos que bajar ya que debemos volver a cruzarlo unos minutos más tarde.

Esta primera parte de descenso es la más difícil ya que es donde el camino se encuentra en peores condiciones aunque no hay nada imposible dicen. Le sigue un tramo de transición antes de afrontar la parte larga de bajada donde ahí sí que puedo encadenar largas trazadas montado. Desemboca en el camino que sube a la Coma Llarga que reconocí hace algunos meses después de haberlo dejado abandonado durante años al no tener ninguna conexión válida para nuestros intereses. Al llegar abajo vuelvo a circular junto al torrente pero ahora por pista amplia y cuesta abajo, hay que estar atento al cruce para cruzar el torrente y dirigirse hacia el segundo torrente, el del Guix, para empalmar con la carretera asfaltada que se dirige hacia sa Coma, ahora sí que llueve con fuerza y voy notando el peso del agua que se va acumulando en todo lo que llevo encima y voy aprovechando para hacer las últimas fotografías antes de proteger la electrónica y dirigirme bajo el chaparrón hacia Binibona y Caimari donde ya antes de llegar ha amainado por completo y hasta sale el sol por lo que casi me dió tiempo a secarme antes de llegar a Selva, se agradece estar en estas fechas donde a pesar de estar completamente empapado no sientes nada de frío.

Lo dicho, una ruta improvisada con unos resultados magníficos prácticamente en soledad, salir de Lluc y perder de vista y oídos todo rastro humano y mecánico, yo mismo y lo que iba conmigo nada más, y nada menos.